Dominio Omega [Omegaverse BL]

Capítulo 10

Lior se despertó azotado por un agónico calor, pero se alivió al darse cuenta que era por el ambiente y no su celo. Su empleada, que era silenciosa y poco habladora, estaba sacando la ropa sucia para llevarla a la lavandería.

"Buenos días" dijo. Bretta respondió con una pequeña sonrisa " ¿Qué hora es?"

 "Ocho y cuarto señor"

Agarrándose la cabeza, pidió una aspirina y se levantó de la cama a paso tambaleante. El piso frío terminó por despertarlo y viendo de reojo el espejo se acercó a el.

"Aquí tiene señor"

Lior vió su reflejo, tallándose los rojizos ojos. Estaba desnudo de la cintura hacia abajo, pero eso no parecía importarle a su empleada.

"¿Compraste lo que te pedí para Lucky?"

"¿Los juguetes señor?" titubeó, mirándolo a través del espejo.

"¿Te he pedido algo más?"

El omega le devolvió la mirada mientras que empinaba el agua hacia sus labios, sus ojos estrechos e incriminatorios haciéndola sudar frío.

"No señor"

Devolviendo la mirada al frente, se alisó el pelo hacia atrás.

"Por cierto" tartamudeó, esta vez muy segura del mal humor de su señor "lo llamó su madre, dijo que esperaba que no olvidara su cita"

Torciendo la boca, hizo memoria mientras que se tocaba la cara. ¿Qué cosa tenía pendiente con su madre? ¿algo importante? Hablaba mucho con ella, pero no recordaba exactamente qué cosa habían acordado...a menos que...

"¿Qué día es hoy?"

 "Martes señor"

"¡El día Bretta el día!"

"Diecisiete señor" tragando saliva, Bretta lo vio dirigirse rápidamente hacia su armario. Él sacó su ropa interior, un pantalón oscuro y una camisa de botones blanca "señor espere"

"No voy a desayunar" informó, abrochándose los últimos botones.

"Está bien pero..."

Viendo que la ignoraba, se quedó callada y tragó saliva.

"¿Llamó al chofer?" farfulló, justo cuando lo vio dirigirse hasta la sala. 

"Me iré en el convertible"

Asió un par de lentes oscuros y agarró las llaves del auto en el camino, luego bajo de dos en dos las escaleras y se abrió paso hacia el parqueadero. Recorrió el lugar con la mirada y cuando encontró lo que buscaba se subió a el.

El convertible que tenía era el auto menos lujoso, normalmente utilizado para cosas superfluas. Era de color vino tinto y tenía un motor de cuatro tiempos. No era muy fan de utilizarlo, sobre todo porque era descapotable, pero cuando tenía que ir rápido a algún sitio o simplemente despejar la mente resultaba útil.

Lior se abrochó el cinturón y pisó el embrague. Para cuando estaba saliendo, se agarró al volante y escuchó los neumáticos chirriando contra el pavimento mientras se alejaba.

*

*

Odiaba que la gente llegara tarde, pero cuando se trataba de él podía romper un poco las reglas. A pesar de que no debía sobrepasar la velocidad que se le permitía, violó algunas señales de tráfico por su apremiante urgencia. Al final se consoló con la idea de que lo hacía por un bien mayor y realmente funcionó cuando llego al hospital.