Capítulo 8

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Un día en el que no estaba en la oficina era uno en donde más cosas se debían de hacer en casa. Despertó temprano esa mañana, miró su agenda mientras que tomaba un té negro y luego empezó la rutina.

Aunque Cindy no estuviera para decirle que hacer, tenía muy buena memoria. Recordaba todas las citas pendientes que tenía con las personas enamoradas de su estatus (claramente), la opinión que tenía que dar para algunas revistas que pedían comedidamente que les diera su aprobación, y la cantidad de trabajo que le demandaba estar sentado en su escritorio.

Con todo eso y más, Conte simplemente se arrastró de su cuarto con ligera ropa de verano y se sentó en el sofá.

"Bretta, tráeme a Lucky"

La criada, que lo perseguía insistentemente siempre que caminaba por la casa, asintió a lo que decía y de paso le trajo un par de paños y unas gotas.

"Aquí tiene señor"

El gato se lanzó al sofá y luego se posó encima de las piernas del omega. Lior agradeció y pasó un dedo por la lisa columna vertebral del minino sin pelo.

Aunque pareciera una tarea que siendo él dejaría para otros, desde el principio había sido responsable de todo lo que tuviera que ver con su gato. Lucky era un felino egipcio de oscura piel y ojos azules. Tenía las orejas de gran tamaño y un cuerpecito delgado.

El omega acercó suavemente las manos por encima del minino, y cuando este bajo la cabeza, Conte prosiguió. Amaba a los gatos, totalmente diferentes a los perros que eran ruidosos y desesperantes, pero no estaba muy seguro si quería pelos por toda su ropa o los sillones, entonces ahí estaba Lucky, que era hermoso y elegante en su propia rareza.

Relajado y sentado, le abrió las orejas y limpió con ayuda de unas gotas su interior. El felino se apretó contra sus piernas, incómodo de pronto, tal vez con ganas de sacudir la cabeza, pero el omega no lo soltó hasta que terminó.

Con los ojos apretados, el pelinegro paso un pañuelo por sobre su piel y alzó cada pata, limpiando entre las garras. Su mullida huella era de un color róseo, al igual que su vientre.

En el pasado su madre le había dicho que no tendría tiempo para una mascota y mucho menos para alguien como Lucky, que requería de tantos cuidados, pero él había priorizado tanto la vida de su minino que recordaba haber cancelado una cita importante solo porque estaba enfermo. Tal vez era algún tipo de instinto omega, muy sobreprotector con especies que necesitaban atención y cuidado, pero Lior solo había hecho lo que quería.

Aun así, tampoco era tan celoso con el felino. Bretta podía tocarlo si quería, o incluso su chofer, pero Lucky estaba casi siempre en su cama o mirando por la ventana, sin salir de casa y ocupándose en sus propios asuntos.

Al rato de terminar y de estar un largo tiempo estirando la piel arrugada de su lomo, Bretta vino corriendo a su lado.

"Señor, tiene una llamada de su novio" susurró, con una pequeña sonrisa. El omega no pudo ocultar su felicidad al escucharla, demasiado sorprendido por lo que decía. Estiró el brazo mientras que seguía acariciando al felino y se acostó sobre el respaldo del sofá con mirada soñadora.

"¿Y eso que llamas?" respondió en cambio, en tono irónico. La criada puso los ojos en blanco y se dio media vuelta "Ah, me extrañabas"

"Ya me disculpé por lo que paso la otra vez" se excusó, voz suplicante "deja de castigarme, más bien, ¿qué tal si salimos esta noche?"

El gato saltó de su regazo al suelo y Lior se quedó en silencio un largo rato, queriendo de alguna forma dar un poco de suspenso. Espero hasta que Lucky desapareciera por el otro pasillo a paso lento y luego de largos segundos de tensión, acepto.

Después de acordar la hora y el lugar, colgó con una emoción febril desbordándose de su pecho. A veces su agenda estaba tan apretada que se sentía miserable a la hora de no poder invitarlo a salir, preguntándose constantemente como debía partir su trabajo y su vida amorosa. Por eso estaba realmente agradecido de que su novio fuera tan compresivo y no demandara tanto de su tiempo.

"Bretta, llama a Cindy y dile que se ocupe de mis asuntos, no estaré esta noche"

*

*

Guardado en uno de los cajones de su ropa, en la profundidad y completa oscuridad, Lior sacó un conjunto de lencería rojizo, cuyos moños seguían igual de impecables. Arrancó la etiqueta de precio y se lo miró en el espejo, luego cerró la ventana, aseguró la puerta y se quitó la ropa. Estaba seguro que no importaba quien fuera, incluso beta, cualquiera pensaría que le quedaba perfecto.

Deslizó la prenda por sus larguísimas piernas y se ajustó el liguero mientras que se sentaba en la cama. Había un revoltijo de nervios naciendo de su estómago hasta su pecho, y no sabía si era por la idea de que pasaría la noche con su alfa o porque estaba emocionado por como reaccionaria.

La última vez que estuvieron juntos en la misma cama había sido hace unos cuatro meses atrás, justo cuando había terminado su celo. Aunque a veces tenía tiempo libre, su alfa nunca daba el indicio de querer llevarlo a la cama, y siendo que siempre él era quien lo empujaba y le quitaba los pantalones, se sentía un poco abochornado al parecer tan desesperado por su miembro.

Siendo un omega tan joven y con pareja, era muy posible que hubiera momentos en donde estuviera desbordándose de deseo incluso si no estaba en su celo. Pensaba en acostarse con su alfa...besarlo, tocarlo, ser tomado tan duro hasta incluso olvidar su nombre... realmente se sentía solitario solo masturbarse y oler alguna prenda de Gabriel para luego venirse.

Estaba tan ilusionado de que hoy sería diferente, que vio con satisfacción como su delgado cuerpo se veía tan sexy con la lencería. A pesar de ser omega, no tenía los hombros tan delgados como uno y la altura era un poco más alta del promedio, pero eso nunca había sido algo que le causara complejo. No quería tener una figura femenina, así que estaba feliz con su anchura y su porte masculino.

Dándose media vuelta, estiró una pierna por encima de la cama y detalló la red que apretaba cada centímetro de su piel de porcelana. Aunque pareciera tan frio por dentro, siempre estaba maravillado ante la idea de verse bien.

"Tan guapo" se alabó, alisándose el cabello "tan lindo y bonito"

Se pasó las suaves manos por el arrebol de su rostro y suspiró, tan trabajador, hermoso y elegante, pero un gran mentiroso, muy mentiroso.

Dominio Omega [Omegaverse BL]Where stories live. Discover now