Capítulos 03

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Actualidad.

—¿Quién era ella?

Nahuel y yo nos encontramos en la que era mi habitación. Es de noche, con el largo saludo y la infinita charla que tuvimos con mi papá, nos resultó imposible instalarnos hasta recién ahora, las diez de la noche.

Mamá es partera, la señora Peluso, una vecina, está teniendo un parto bastante complicado. Llegará a penas pueda, nos dijo. También debe estar al tanto del embarazo de Claudietta, nuestra vecina y su mejor amiga, tiene fecha para este mes.

Cuando tocamos el timbre de la casa, allá por las seis de la tarde, nos abrió mi papá, un señor parecido a mí en todo el significado de la palabra: cabello pelinegro, piel trigueña, estatura media, ojos castaños claros, pestañas largas y, bueno, eso es todo. No hay mucho por qué destacar en nosotros, quizá solo nuestra contextura gruesa, o las suaves ondas en nuestros cabellos.

Papá es un hombre de mediana edad, pero inmensamente feliz, o al menos eso siempre asegura. Cuando, al abrir la puerta, se encontró conmigo, lo primero que hizo fue abrazarme.

—Te extrañé —susurró contra mi cabello, yo lo abracé con mayor fuerza.

Los había extrañado a todos.

Nos hizo pasar, saludó a Nahuel y a su hermano, mi tío Martín. Tomamos té, y nos pusimos al día, el tío Martín le contó todo lo que había pasado desde que nos fue a buscar hasta que llegamos a casa. Vimos una película, y le mandamos mensajes a mamá.

Me alegró muchísimo ver que papá se llevó bien con Nahuel, al igual que mi tío. Era lindo ver a los tres hombres que más querías juntos.

—¿Karol?

Levanto la mirada de mi remera, y la dirijo a mi novio, prometido, amor de mi vida, y futuro esposo.

Sonrío.

—No te escuché. Perdón, ¿Qué dijiste?

Él sonríe en respuesta. Se me acerca, y me saca la prenda de entre mis manos, la deja en el armario con descuido y busca mi mano. Me encamina hacia la cama.

—Estás muy pensativa, ¿estás contenta?

—Mucho.

Me recuesto a su lado, y miro al techo, siento su mirada puesta en mi rostro y su pulgar acariciar la palma de mi mano, de arriba a abajo.

—¿Quién era ella?

—¿Quién era quién?

<<Si me hago la tonta, quizá se cambie el tema>> pienso, ingenua.

—La chica del auto.

Para mi desgracia, no es el caso.

—Oh, ella. Se llama María —cierro los ojos. Él no aparta los suyos de mí—, era una amiga de la adolescencia.

—¿Qué hacía con tu tío?

—No tengo idea. Mañana le preguntaré a mi tío, fue raro.

—¿Se conocen hace mucho?

BonitaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant