15: Atrapado

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Todo su alrededor parecía haber sido transformado por una mano mágica. Mikasa se quedó boquiabierta al observar el brillo impecable del lugar. Cada rincón estaba organizado con precisión militar, como si Eren hubiera sido poseído por un espíritu obsesivo-compulsivo de la limpieza. Los ramos de flores frescas adornaban cada superficie, infundiendo el ambiente con un aroma embriagador que se mezclaba con el delicioso olor a comida que flotaba en el aire.

—¿E-Eren? —llamó tímidamente, apenas creyendo lo que veían sus ojos.

La voz de Mikasa resonó en el espacio, rompiendo la quietud que había reinado en el apartamento.

—¡Mikasa! ¡Qué bueno que ya llegaron! —Eren emergió de la cocina, con una sonrisa radiante en el rostro. Vestía un elegante pantalón y una camisa a juego, sobre la cual llevaba puesto un delantal de cocina, dándole un aire encantador y hogareño al mismo tiempo.

Mikasa sintió cómo su corazón latía con fuerza en su pecho al verlo, y un rubor se extendió por sus mejillas. No podía evitar sentirse completamente abrumada por la situación. Eren besó a Mikasa en la frente antes de girarse hacia Levi y tenderle la mano.

–Y tú debes ser Levi, el hermano de Mikasa –saludó con voz suave y cantarina–. Un gusto, Eren Jaeger.

Levi miró a Eren con una mezcla de desconfianza y sorpresa. La cortesía y amabilidad de Eren contrastaban notablemente con la imagen que había formado en su mente sobre el joven que le había dicho aquellas palabras que tanto lo molestaron.

Hange, notando la tensión en el aire, decidió intervenir antes de que la situación se volviera incómoda. Con un suave empujón, instó a Levi a responder el saludo de Eren.

—Levi, amor, no seas maleducado —murmuró, dirigiéndole una mirada cómplice a su esposo.

Levi, sin dejar de observar a Eren con cautela, extendió su mano para estrechar, con una fuerza excesiva, la que le ofrecía el joven.

—Tú debes ser el chico de la bromita telefónica —dijo con un tono que no dejaba lugar a dudas sobre su desaprobación.

Eren le lanzó una rápida mirada a Mikasa, quien parecía avergonzada por la furia de su hermano. No obstante, el castaño pareció no darle demasiada importancia y se disculpó.

—Lo lamento mucho, Levi. No quería causar problemas entre tú y Mikasa. Solo estaba intentando bromear, pero fue de mal gusto y no volverá a suceder —Eren abrazó a Mikasa por los hombros antes de volver a pegar sus labios a su frente—. Ella es mi mejor amiga y la amo y respeto con todo el corazón. Jamás la trataría como a una mujerzuela y me arrepiento de todo lo que dije aquel día. Espero poder conseguir su perdón.

Exulancis (EREMIKA)Where stories live. Discover now