Capitulo 11

62 5 5
                                    

Capitulo 11: Momento de la verdad.

Dos semanas. Faltaban solo dos semanas para que Ciel volviera al lugar del que había salido. Por un lado, deseaba marcharse lo antes posible para evitar ser tentado por los ojos penetrantes y perturbadores que habitaban aquel lugar. Sin embargo, por otro lado, no quería regresar a su vida miserable, donde era abusado y maltratado por los hombres que frecuentaban ese sitio.

Ambas opciones eran igualmente desagradables, pero sabía que debía regresar. Su tiempo en ese lugar llegaría a su fin, y si decidía huir, su jefe no descansaría hasta encontrarlo y hacerle pagar por su escape. Lo mejor sería no provocarlo.

El joven se encontraba luchando con sus pensamientos, pero no era lo único que estaba haciendo.

Ciel: ¡Sebastian! ¡Mmmh! ¡Nngh!

Sí, el mismo joven que había jurado no volver a cometer actos sucios y depravados, ahora estaba ignorando toda moral sobre unas sábanas ajenas.

Ciel: ¡Aah! ¡Uhmm! ¡Ngh!

Sus movimientos se aceleraban y la llegada al clímax era inminente. Lo que no era evidente para el joven era la presencia de un hombre que lo observaba a escondidas detrás de la puerta.

Sebastian: Maldición... -Murmuró en voz baja, ya no pudiendo soportar su dolor por más tiempo.

De repente, el hombre abrió la puerta en un rápido movimiento y se dejó ver por el joven, quien se avergonzó y rápidamente intentó tapar su cuerpo al verlo.

Ciel: S~señor...

Sebastian: No te cubras, quiero verte. -Dijo mientras se acercaba lentamente.

A pesar de la corta distancia entre ellos, los suaves pasos del hombre daban la impresión de que era mucho más lejana. Finalmente, se plantó frente al joven, con seguridad, y posó sus manos en el colchón, que se hundió a su peso, permitiéndole avanzar hacia el muchacho hasta que sus cuerpos estuvieron lo suficientemente cerca.

Ciel: Señor, yo... -Intentó hablar, pero fue callado de inmediato por los labios ardientes del hombre, que lo alcanzaron y lo besaron con intensidad.

Sus lenguas se entrelazaron, y el joven luchaba por seguir el ritmo, pero simplemente no podía. El hombre era demasiado hábil para él. Finalmente se separaron por la falta de aire, pero sus lenguas aún estaban unidas por un pequeño hilo de saliva.

Ciel: Eh... Señor... -Intentó hablar con claridad, pero el hombre comenzó a repartir besos húmedos sobre su clavícula y pequeñas mordidas que dejaban leves marcas. Sin embargo, esto debía parar- Señor... -Dijo con más claridad y seriedad, lo que obligó al hombre a detenerse.

Sebastian: ¿Qué sucede? -Le preguntó con ligero fastidio.

Ciel: No deberíamos... y~yo... -Se calló de inmediato al percibir una pequeña risita en su contrario.

Sebastian: Vamos, sé que también lo quieres... -Le dijo con tono seductor acercándose más a su rostro- Sé que me deseas. Quieres que te haga mío, pero no puedes decirlo.

Ciel: Y~yo...

Sebastian: Has estado provocándome desde hace mucho. Tu mirada, tus labios, tu cuerpo... -Suspiró- Deseas que tome todo de ti. Deseas tener esto dentro de ti, ¿no es verdad? -Musitó frotando suavemente su miembro erecto entre las piernas del muchacho.

Ciel: *Glup...

Sebastian: Te he estado observando masturbarte sobre mi cama desde hace mucho. Suspiras y aspiras por mí. -Ciel se sorprendió ante tal horrorosa confesión, tanto que ni él mismo lo podía creer- pero ahora que me tienes aquí, no quieres hacerlo. Qué niño para más caprichoso.

Black LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora