Capitulo 3

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Capitulo 3: El menos afortunado.

Dicen que: "No hay combinación más perfecta en la vida que alcohol y sexo"

El local estaba iluminado con potentes luces de neón que iluminaban todo el lugar, la música a todo volumen hacía vibrar las paredes que parecían a punto de derrumbarse ante la fuerza de los ritmos que sonaban. Las personas que estaban allí disfrutaban de la presencia de sus acompañantes, sintiéndose felices en ese ambiente.

Un espacio donde la lujuria era predominante, considerada uno de los pecados más graves que puede cometer el ser humano y responsable de condenar a muchos al infierno.

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Ciel anhelaba experimentar todo lo que sucedía fuera, como aquellos hombres y mujeres que pagaban por ver. Sin embargo, en su caso, no era un espectador, sino un ejecutante.

-Hoy te noto distraído, pequeño conde, ¿Sucede algo? -Preguntaba muy seductoramente aquel hombre de traje elegante, sentado sobre una silla y sosteniendo una copa de vino. Mientras observaba a aquel joven desvestirse muy sensualmente sobre la cama, dando un lujoso espectáculo a su único espectador.

Ciel: En lo único que pienso es en usted, oficial Randall. -Respondió de la misma manera seductora, y tratando de sonar convincente y real.

-Te he dicho que me tengas confianza. Por favor, llámame Arthur. -Pidió amablemente.

El hombre se levantó lentamente de su asiento y se acercó hacia Ciel, dejando su copa en el buró de la habitación antes de llegar a su lado.

Arthur acarició el dorso desnudo de Ciel mientras lo miraba lascivamente.

Arthur: Dime, ¿en qué exactamente estabas pensando?

Ciel sentía que las manos que lo tocaban eran las de cualquiera, incluso de alguien repugnante. Aunque en realidad no sentía nada al ser tocado por esos hombres, sabía que debía hacerles creer que eran especiales y que disfrutaba de su compañía.

Ciel: E~en su pene dentro de mí. -Respondió, fingiendo falsa excitación.

Arthur: Mmm... Con qué, lo quieres dentro, ¿No es así? -El chico asintió- Hoy es tu día de suerte. No utilizaremos ninguno de esos juguetes, esta noche. Seremos solo tú y yo.

Repulsión. Eso es lo que aquellas palabras le generaban en su interior.

Arthur: Y para que puedas disfrutarlo más, te follaré a pelo.

La última declaración del hombre dejó al chico completamente confundido, y no tuvo reparos en expresar su desconcierto.

Ciel: Lo siento, pero no podemos hacer eso. -Se negó inmediatamente, molestando a su contrario con la respuesta- Las reglas son claras y no puedo quebrantarlas. Si lo hago, podríamos enfrentar consecuencias graves, como contraer una enfermedad o, incluso, encontrarnos involucrados en otro problema.

Arthur: Tu no tienes nada y yo, tampoco. Yo me hice la vasectomía y no puedo tener hijos, así que no debes preocuparte por eso.

Ciel: Pero...

Arthur: Oye Ciel... ¿De verdad quieres que me enfade contigo? No quiero tener que hablar con tu jefe, pero si sigues negándote a ayudarme lo haré. Así que, te pido que lo reconsideres.

Quería sin duda tomar represalias contra él, puesto que esta no es la primera vez que perpetra estas acciones; el individuo abusa de su cercanía con el propietario del lugar para intimidar a los empleados y lograr que cumplan todos sus caprichos. Y, lamentablemente, Ciel no es la excepción.

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