23 : A partir de ahora, puedo sola

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No sé cómo describir lo que siento ahora mismo, podría decir que siento como si me hubieran golpeado tan fuerte que no logro levantarme del suelo; o como si hubiera recibido un balazo y ni siquiera sintiera mi pecho, solo esa sensación de dolor intenso que por más que intente calmar, no se va.

Sigue aquí, muy dentro de mi corazón, tal como Isabel, la mujer que pudo llenarme de felicidad, pero también de la tristeza y decepción más grande de mi vida.

Me siento herida, sí. Pero lo que más ronda en mi mente es sorpresa y desilusión. ¿Cómo pudo engañarme de esta manera? ¿Por qué, cuando yo me sinceré con ella?

Odio las mentiras e Isabel se rodea de ellas.

Jamás he entendido cómo es que alguien puede jugar con los sentimientos de otra persona de esta manera. Juro que lo intento procesar, pero cada vez que lo pienso, más dudas se aglomeran en mi cabeza.

Tan solo el hecho de pensar que confié en ella, que le agradecí una y otra vez por las oportunidades que me daba, que apreciaba el hecho de que me permitiera entrar en su vida y conocer a Julia, y resulta que nada de eso fue sincero. Todo era parte de su plan maestro que diseñó a su beneficio.

Egoísmo es la palabra que asocio a Isabel.

Siento que estuve soñando todo este tiempo en ese cuento de hadas, que pensé podría ser posible, y ahorita es como si despertara de golpe a una realidad que me recuerda que yo no creo en eso.

Lo peor, es que no sé cómo enfrentarla y la verdad es que tampoco lo deseo... Pero debo. No pienso seguir ni un día más en esa empresa, siendo su burla, viendo cómo solo fui una pieza que utilizó a su favor para ganar el juego.

Me dan ganas de gritarle y de decirle lo que pienso. Pero también temo entrar en una especie de parálisis en cuanto la tenga enfrente. Por eso necesito ir cuando ella no esté y entregar mi renuncia.

Mis padres insisten en demandar, pero no quiero, ya no quiero que me lastime más.

¿Cómo puedes confrontar a alguien que te lastimó de esa manera? Supongo que lo ideal sería poner distancia entre ella y yo, pero, aunque haga eso, me será difícil olvidar todo lo que sucedió entre nosotras. Tal vez para ella fue una mentira, pero lo que yo sentí sí fue real.

Lo único bueno que me trajo su maldita traición fue que mis padres parecen querer entablar una relación conmigo, nuevamente. No sé si sean sinceros, pero intento creer que sí y confiar tanto en ellos como en Sergio. Sin duda, en estos momentos, es importante sentir el apoyo de personas que te quieren.

En contra de toda mi voluntad, me levanto de la cama para tomar una ducha y arreglarme lo más decente posible, si es que se le puede llamar así al ir con una cara roja y ojos de sapo, producto de una noche llorando sin cesar.

Mi reflejo en el espejo me grita que no vaya, pero mi dignidad me dice que debo salir de ahí.

El trayecto a la revista lo hago como si tuviera un piloto automático y mis pies guían una carga muerta por instinto. No me doy cuenta de cómo llego hasta ahí, pero de pronto me encuentro ante las puertas de cristal.

Es tan temprano que ni siquiera hay tanta gente, pero una de las personas que no deseaba ver hoy, se hace presente ante mis ojos.

—¿Por qué no puedo pasar? —Elena le grita a la recepcionista que obstruye su paso.

—Lo siento, pero tengo indicaciones de hacerla esperar hasta que pueda ser atendida.

—Tengo cosas que hacer, ¿sabías? —menciona con coraje— Cosas mucho más importantes que esperar a que una inepta me deje pasar.

RelámpagoWhere stories live. Discover now