08 : Es perfecta

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La mañana llega más rápido de lo esperado, y es que después de lo sucedido, no pude descansar ni dejar de pensar en ello. Estoy segura de que el buzón de mi celular está lleno de mensajes de Sergio, los cuales no deseo escuchar porque ya imagino las mil excusas que me dará. Por otra parte, mi dignidad está colgada de un mensaje completamente ignorado que le envié a Isabel anoche.

Abro mi celular, con la esperanza de que aún no lo haya leído, para poder borrarlo, pero las palomitas azules me indican que es demasiado tarde. Lo leyó, pero eso fue todo.

No hay una respuesta.

Pero, es que, en realidad no amerita respuesta, ¿no?

"Gracias por todo. No te lo he dicho antes, pero le agradezco a la vida por haberte puesto en mi camino."

¿Y si con eso la alejo más?

Intento deshacerme de esas ideas poco motivacionales y me alisto para un día más, al lado de la mujer que apareció para cambiar mi vida.

Al llegar a la oficina, agradezco que Benjamín no está en su lugar, porque conociéndolo, me hará un interrogatorio digno de programas de chismes.

—¡Moni! —Julia grita cuando sale del elevador y corre hacia mí.

—Buenos días pequeña —respondo igualando su efusividad— ¡Qué sorpresa tenerte por aquí hoy!

—Vine a trabajar con mamá —explica llena de orgullo.

—Buenos días —interviene Isabel tras su mención.

—Hola —saludo con más timidez de la que me gustaría.

—En cuanto llegue Benjamín, puedes avisarme, por favor —menciona acomodando el cabello de Julia—. Creo que le encantará llevar a esta princesa a la cafetería, por un sándwich.

Sándwich.

Sonrío ante el recuerdo, aunque Isabel no comprenda.

—Le dije a mami que te invité a mi presentación Moni —las palabras de Julia me hacen lamentar el haberlo olvidado— ¡y dijo que sí!

La pequeña da pequeños saltos de emoción y sé que no podré negarme a tal cosa.

—Cariño. —Isabel coloca sus manos en los hombros de Julia intentando estabilizar su euforia. —Dije que antes, tenías que asegurarte que Mónica pudiera asistir.

Seguramente lo dice por experiencia propia.

—¿Puedes? —pregunta Julia y fija su mirada en mí como si creyera que tiene poderes de convencimiento— Es el viernes.

Finjo dudarlo unos segundos antes de que Julia muestre indicios de preocupación, hasta que por fin respondo.

—Claro, puedo ir sin ningún problema.

—Te lo dije mami —Julia le sonríe victoriosa e Isabel intenta reprimir una sonrisa ante la actitud de su hija.

En el momento en que Isabel está por responder, Benjamín aparece y ella se acerca para darle indicaciones sobre Julia. Basta solo un momento para que él se acerque y tome a la pequeña de la mano para llevársela en dirección a la cafetería.

—Te espero en mi oficina —menciona Isabel una vez que estamos solas.

Tardo unos segundos en reaccionar, pero como siempre, salgo corriendo detrás de ella.

No se escucha molesta, ni seria. Creo que simplemente, yo soy quien le da más importancia a lo sucedido.

—Saliste corriendo —dejo la frase al aire en cuanto me acerco a su escritorio para tomar asiento frente a ella.

RelámpagoWhere stories live. Discover now