03 : Julia

834 86 18
                                    



No estoy segura si hice algo bueno en otra vida o si en verdad me cuesta creer que esto esté sucediendo. Es como si hubiera ganado la lotería, pero en menor dimensión. La semana pasada estaba totalmente decepcionada por no tener un empleo, estar sin rumbo y con rentas por pagar. Ahora, formo parte de una de las empresas con más prestigio en el mundo de la moda y el diseño.

Estoy agradecida infinitamente con Isabel.

Mi recibimiento en la empresa no pasó desapercibido, y, aunque no fue ella quien me dio la bienvenida, Benjamín se encargó de acompañarme a Recursos Humanos para la entrega de mi expediente y de brindarme toda la información necesaria acerca de las instalaciones.

Lo único importante es: que ya estoy aquí.

A pesar de ello, no estoy completamente convencida de haber hecho la mejor elección al aceptar su oferta, pues llevo al menos treinta minutos observando el monitor de mi computadora y aún no logro saber qué estoy haciendo aquí.

Necesito paciencia.

—Hola —saluda una compañera, provocándome un pequeño sobresalto—. Soy Elena —se presenta, por mero compromiso—. Creo que te están esperando en la sala de juntas.

—Gracias.

—Y quita esa cara de asustada —se burla—. Eso no te sirve de nada en este mundo.

La miro sorprendida, por su cambio de actitud y paso a un costado de ella, golpeando su hombro, sin ni siquiera molestarme por pedirle que se haga a un lado. Si ella no es amable conmigo, yo no lo seré con ella. No le he hecho nada.

Me adentro a la sala de juntas y puedo ver que, en la cabecera de la mesa se encuentra Isabel y está acompañada por algunas personas, quienes se dedican a hacer anotaciones, mientras ella habla sin parar.

—Ahí estás —menciona apenas me ve y me señala un asiento vacío en la mesa para que pueda tomar mi lugar—. Les quiero presentar a mi nueva asistente —continúa hablando, sin quitarme la mirada de encima—. Ella es Mónica.

¿Yo? ¿Y Benjamín?

Pensé que me colocaría en un área de acuerdo a lo que conozco, ¿por qué no hacerlo?

Sonrío tímidamente y tomo asiento, fijando mi atención en el resto de las personas que no pueden dejar de observarme como si fuera un sacrilegio el tenerme aquí, con ellos.

—¿Acabas de contratar a una novata? —pregunta un hombre calvo, cuya educación parece proporcional a la cantidad de cabello que hay en su cabeza.

—Es mi empresa —responde Isabel.

—Pero es inexperta —defiende el hombre de la cabeza deshabitada—. Se nota que conoce tanto de moda y estilo, como de física cuántica. Con alguien así, solo espera que tu empresa se convierta en un refugio de caridad. ¿Qué sigue? ¿Que nos vayamos a la quiebra?

—La revista tiene suficiente posicionamiento como para que las acciones se vean disminuidas —interviene una mujer y agradezco internamente que haya interrumpido otra ofensa segura hacia mí—. Además, una mala imagen, no nos afectará a tal grado.

Ok, retiro lo dicho.

Ninguno de los dos me caen bien.

—La decisión está tomada —Isabel eleva la voz para evitar más comentarios—. No quiero una palabra más en contra de mi autoridad, ¿de acuerdo?

Todos asienten y yo me quedo inmovil, intentando fingir que no me encuentro aquí y que no hay una decena de personas odiándome en este momento.

El resto de la reunión intento concentrarme en cada palabra que Isabel pronuncia, anotando todo lo necesario para poder cumplir con mis funciones y llevar su agenda de la manera más ordenada posible. Si los demás piensan que voy a arruinar todo, eso es una razón más para demostrarles lo contrario.

Relámpagoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن