Capítulo 28: Un deseo egoísta.

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Pov Annabeth

Alex fue el primero en reaccionar.

-Tenemos que irnos.- Dijo, señalando a los monstruos al pie del acantilado.

Thalia y yo permanecimos horrorizados en el borde de la montaña, mirando cómo los monstruos pululaban por el cuerpo inmóvil de Luke. Apenas escuché a Atlas gritarle a su ejército que nos matara, o el rugido de respuesta de un gigante de abajo.

Luke no podía estar muerto. Simplemente no pudo. Le había quitado el cielo. Thalía no lo había atravesado. ¡Ni siquiera había luchado contra alguno de ellos!

El hecho de que ninguna de estas fueran razones lógicas para que él sobreviviera a una caída de quince metros sobre un suelo rocoso no parecía importar.

El mundo se tambaleaba al borde del acantilado. La niebla se asentó a mi alrededor, espesa y pesada. Brillantes estallidos de luz y color explotaron en los rincones de mi visión.

Me pellizqué fuerte y desaparecieron. La pesadez en el aire no lo hizo. Los hilos vacilantes que había visto antes parecían colgar sobre nosotros en filamentos húmedos y llenos de telarañas, aferrándose a mí, a todos nosotros.

-Vamos.- Insistió Alex de nuevo.

Parpadeé en mi lugar y volteé a verlo. Seguía sosteniéndose de Percy. Apenas podía mantenerse de pie, pero extendió un brazo para sacar suavemente a Thalia del borde.

Ella seguía congelada, muda de dolor. No se resistió a que la arrastraran.

Seguí con patas de madera mientras Percy ayudaba a Alex a caminar, y Thalia siendo guiada por él. Congelada y lejos del acantilado, evitando por poco la punta afilada de la jabalina que aterrizó en el lugar donde ella había estado parada.

El rostro surcado de lágrimas de Thalía estaba afligido, como si deseara que la jabalina hubiera dado en el blanco. Ella me miró y articuló en silencio: Lo maté.

Tomé su mano mientras nos alejábamos de la oleada de armas de largo alcance. Él no está muerto, me repetí. Él no podía estar muerto.

Percy abrió el camino hacia unas rocas negras cuando se detuvo abruptamente y un jadeo ahogado se escapó de sus labios.

-¿Que suc...-

Alex ni siquiera pudo terminar cuando Percy salió corriendo, casi ocasionando que cayera de boca contra el suelo. Eso pareció suficiente como para lograr que Thalia reaccionara y lo sujetara.

-Voy a matarlo...- Gruñó Alex en voz baja.

Me apresuré a su otro lado y lo ayudamos a enderezarse. Sus brazos pasando detrás de nuestros cuellos.

-Yo...- Murmuré, mirando la dirección en la que corrió, deteniéndose sobre las piedras de antes. -Creo saber porqué se fue.-

Lo había visto antes, cuando estaba luchando contra mis retenciones. Delante, Artemisa estaba arrodillada, con Percy del otro lado, y un cuerpo recostado en el medio.

Seguimos avanzando lentamente hasta ellos, ignorando los gritos y amenazas de Atlas mientras pasábamos.

Al llegar, Artemisa estaba arrodillada con Zoë en sus brazos, la angustia estampada en sus rasgos. La respiración de Zoë era superficial y entrecortada. Tenía los ojos abiertos, pero vidriosos, como si la vida ya se estuviera escapando de ellos.

Artemis giró a Zoë sobre su costado, revelando el corte profundo e irregular que recorría su torso. Había atravesado su camisa para exponer su carne roja y en carne viva.

-Imprudente.- "La Maldición del Titan." (Saga Percy Jackson x Oc)Where stories live. Discover now