CAPÍTULO 3

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Veo tendido sobre el piso al imbécil de Asher después de haberse hecho el gracioso con su comentario sobre mí. Si hay algo que Marcél me dejó tatuado en la mente además del desprecio, es que jamás debo permitir que nadie intente pisotearme, él pudo someterme, pero no se lo permitiré a nadie más ni con la más mínima broma.

Observo como la sangre emana de la comisura de sus labios y miles de recuerdos atacan mi memoria; los cuerpos desangrándose tras los disparos cuando huimos de La Santa, pensé en aquel entonces que me dirigía a una mejor vida, pero el destino siempre se ha burlado de mí y aquella no fue la excepción, fui directo a mi tortura, esa que terminó de forjar mi carácter siendo sólo un pequeño de siete años y haciendo de mí, prácticamente un ser insensible.

—Madsen, debes ir a la prefectura —la profesora habla con un tono hostil, uno al que estoy acostumbrado, pero que resulta extraño en ella—, los comportamientos violentos son absolutamente reprobables —se coloca de cuclillas para inspeccionar el rostro de Asher—. Vamos, Asher, te llevaré a la enfermería —habla enseguida.

Él se pone de pie, veo rabia en sus ojos, ese sentimiento que conozco a la perfección después de haber sido mi mejor aliado durante toda mi vida, el sentimiento que me ayudó a sobrevivir y me mantuvo cuerdo.

—¿Qué se supone que es prefectura y dónde está? —cuestiono mostrándome completamente despreocupado.

Que me echen de la escuela seria lo mejor que pudiera pasarme, detesto estar rodeado de idiotas engreídos y niñas que parecen estar sólo interesadas en irse a la cama con el mejor prospecto, se supone que el asistir a clases debería ser terapéutico y que me ayudaría a integrarme, pero lejos de ello encuentro mas razones de odiar a todo el mundo, con todos estos tipos a mi alrededor no he comprendido mas que todo se mueve conforme a la conveniencia de cada sujeto, que en el interior nadie le importa a nadie, que sólo fingen empatía para ser aceptados o para lograr sus propósitos por muy inocentes que parezcan.

Levanto un poco la mirada encontrándome con la de una de las chicas que se me acercó cuando ingresé a clases hace unos días, pensé que su interés por ser mi amiga era genuino, pero no deseaba más que presumirme como un trofeo con su círculo de amigas, falsos, todos son falsos y ellas un puñado de hormonales ofreciéndose al mejor postor, que patético me resulta todo.

Ojalá todas las mujeres a las que Marcél sometió y asesinó hubiesen tenido la oportunidad de elegir con quien estar, de ser felices. Mi vida es así, siempre perdiéndome en los recuerdos de mi pasado.

—Lluvia, acompaña a Madsen a prefectura —ordena la profesora.

—Pero..., ¿por qué yo? —Lluvia se queja atrayendo mi mirada por cuarta vez en el día.

—A menos que prefieras acompañar a Asher —la profesora replica molesta—. Y ustedes se quedan sin armar un desastre o les prometo que reportaré a todo el grupo —habla alto haciendo notar mayormente su molestia.

—Trae tus cosas —Lluvia se dirige a mí en tanto todos toman asiento y la profesora sale del aula.

Su tono no me gusta en lo absoluto, parece autoritaria y molesta. La ignoro y me cruzo de brazos sin decir nada, ella al parecer entiende que no moveré ni un sólo dedo si me habla de esa forma.

Me ve achicando los ojos y no dice más, camina hasta mi lugar para guardar los pocos útiles que se encuentran sobre mi pupitre, algo le dice Fabién que provoca que azote mi libreta sobre su rostro, este ríe como le es usual ante la también usual acción de Lluvia.

Cuando viene de vuelta con mi mochila se agacha para levantar mi libreta de apuntes, también la mete en mi mochila que he dejado caer al piso para golpear a Asher.

MADSEN -Tres veces te amo-Where stories live. Discover now