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NOTA DE AUTOR: 

Bueno, me encuentro en mi peor estado. Así que encuentro agradable volver a los viejos hábitos de escribir porno en los puntos más degradados de mi vida.

Los capítulos no serán demasiado largos, no quiero atormentarlos.

Por cierto, las canciones que pondré en los encabezados son aquellas que escuchaba cuando escribía cada capítulo. Solo es un dato.

Si tienen alguna pregunta sobre este AU, me pueden preguntar sin vergüenza. 

Espero disfruten.




Cierto joven adulto se encaminaba a su lugar de trabajo, quizás el lugar más deplorable y con las vibras más pesimistas en donde haya estado. Usualmente no soportaba este tipo de reuniones, pero según el organizador de esta, era algo de "suma importancia". Y seguro ha deber sido así.

Todo se resumió a la virtualidad después de una buena tragedia.

Rusia, con todo su mal augurio, apretaba sus propias falanges en busca de alguna liberación retenida. No consiguió su objetivo, pero al menos había llegado a su destino. Y esperaba que fuera el último de este año. No soportaría estar un día más rodeado de tantos individuos, y en especial con uno en particular.

Una vez adentro, se resigno a buscar el asiento con su nombre.

Se sentó, y apenas volteó su vista a observar quiénes serían sus relativos, no pudo estar más irritado. Aquel maldito nombre lo perseguía a donde sea que esté.

"United States of America".

—Соединенные Штаты, моя задница.— Maldijo en voz baja, apretando su mandíbula y llevando dos de sus dedos a su tabique, soltando un suspiro entre estrés y desesperación.

—was du was?—

Al escuchar y reconocer aquella voz, su expresión cambió rápidamente, al igual que su actitud. Incluso se podría decir que su tono de voz de agudizó. No podía estar más complacido de que su ángel de la guarda se haya aparecido.

—Германия, gracias al cielo estás aquí. No podría estar más feliz de verte.— Mencionó aliviado. Mientras tanto al otro no se le aguantó soltar una ligera carcajada, le causaba gracia como el otro lo agarraba de los hombros. Sentía que quería inclusive abrazarlo, pero no le salió por completo.

—Bueno, eso es una sorpresa viniendo de ti. Y conociéndote, ¿qué es lo que quieres?— Como decía el alemán, no era una sorpresa que Rusia se comportara de esa manera con él. Al menos ahora. Sus más de 20 años de convivencia lo hacían conocedor de aquel lado aprovechado y descarado de su hermano.

El ruso solo se quedó callado con una sonrisa socarrona estancada en el rostro.

—¿Me cambias de lugar?—

—No.—

—ALEMANIAAA.— Imploraba el eslavo, pensaba para colmo en ponerse de rodillas para suplicar al germánico.

—No. Primero, ¿qué crees? ¿Qué aún estamos en la escuela? Y segundo, soy la persona menos indicada para hacer esos tipos de pedidos.— No pudo evitar devolverle la sonrisa, el mismo tipo de sonrisa burlesca y jocosa. Solo para joderlo.

—Gracias por nada.—

—No hay de que.—

Rusia permanecía de brazos cruzados mientras susurraba insultos, maldiciendo al alemán. Mientras que por otro lado, sus inquietos ojos no se apartaban de aquel otro asiento a su lado. Lo desesperaba, y no sabía que tanta paciencia le restaba como para soportar más de dos minutos al lado de aquel americano.

En tanto, la sala de conferencias se iba acumulando de otras naciones de a pocos.

Americanos, Europeos, Asiáticos, Africanos y Oceánicos se ordenaban en sus bancos designados.

No pasó demasiado para que la reunión diera lugar.

—Buenos días a todos, nuevamente. Sé que más que a mi persona, ustedes no desean estar encerrados en este maldito lugar, así que esto será rápido.—

En tanto la ""corta y resumida" explicación de la organización daba pie, el euroasiático tenía la vista clavada en la silla contraria, aún vacía. Eso solo le dijo a su mente que probablemente el innombrable no asistiría; era demasiado tarde, además era más probable que la O.N.U. le pasara la información sobre esta reunión por interno.

Con este pensamiento, su cuerpo logró dejar su estado de alerta. Relajando y acomodando sus hombros, tomando otra postura para poder estar más a gusto.

—En fin, los gobiernos actuales nos consideran una amenaza. Se reusaron a brindar una excusa válida, pero como somos conscientes, debemos obedecer.— Se escuchó diferentes quejidos al rededor de la sala, cosa con la que estaba de acuerdo la organización. —Lo sé, tampoco me agrada este manejo de autoridad, pero hay asuntos peores que sus quejas.

Aclaró su garganta y dio vuelta al manojo de hojas que traía entre las manos.

—La primera parte es: Los gobernantes actuales de cada una de sus regiones aportaron cierta cantidad de riquezas para la mano de obra y construcción de un condominio privado exclusivamente para los países a nivel mundial. Eso significa que tendrán que abandonar sus actuales residencias, o donde sea que hayan estado viviendo. Cada una de las viviendas asignadas estarán adecuadas a sus necesidades y a su "estilo de vida" promedio que llevaban en sus tierras.—

Un silencio abrumador inundó el lugar.

De verdad que fue una noticia repentina (y devastadora).

—Y la segunda parte: Se acoplarán por roomies de a dos en la mayoría de casos.—

El silencio de penumbra fue intercambiado por grandes estruendos.

Era obvio que la gran mayoría estaría en desacuerdo con esta decisión tan drástica y tomada tan a la ligera por, en mayor número, personas apáticas e irresponsables.

Todo era un caos, pero en la cabeza de Rusia todo se volvió silencio por un largo y desesperante rato. ¿Qué se suponía que haría ahora? Algo que odiaba con toda su alma era la compañía, sin contar a Alemania, debido a que detestaba que irrumpieran en su espacio personal, paz y calma. Sinceramente pensaba que sería el inicio de su infierno en la Tierra.

No era necesario que dijera algo, se podía ver en su cara todo lo que quería expresar. Cosa que notó el alemán. Inclusive él sabía de este problema que torturaba al ruso, ni siquiera lo soportaba a él por tanto tiempo.

Entre tanto alboroto, la puerta de ingreso literalmente fue pateada, para luego mostrar a un bien acomodado estadounidense, que sin reparos ni respetos, fue en busca de su asiento. Justamente al lado del eslavo.

Rusia iba a explotar.

—Bien, ya pueden callarse, estoy harto. En especial de ti, gracias por llegar media hora tarde. Y por última vez, mi nombre es un acrónimo, no puedes ponerle un diminutivo o voy a darte un puñetazo— Regañó exhausto.

—I love you too, O.N.U.—

Tomo una gran bocanada de aire y siguió.

—Para finalizar, en frente de cada uno hay una carpeta con un resumen de esta junta. Debajo se encuentra el nombre de su roomie o sus roomies. Si tiene alguna queja, no me importa. Tengo asuntos propios que atender.—

Y así como apareció, se esfumó de la misma manera.

Por otro lado, Rusia sufría de un ataque de ansiedad interno. Y le estaba pegando fuerte.

Inseguro e incierto de sus propias decisiones, tomó la carpeta ansioso.

La abrió, y lo único que pudo llegar a su mente fue un gran: "ты трахаешься со мной".

Devastado, volteó su cabeza a su diestra, encontrando a América con sus papeles en mano y una expresión de disgusto consigo.

Iba a ser una larga y dura temporada para ambos.

пошел на хуй [AMERUS/RUSAME]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora