━━ 28. the next great hell dinasty

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◖𓈈﹗ ﹙ capitulo veintiocho ﹚
❛ ▬▬  LA PRÓXIMA GRAN DINASTÍA DEL INFIERNO. . . ❜

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Durante los últimos días, Lilith había tenido tiempo de sobra para reflexionar del camino que había elegido, situación en la que debió verse conflictuada meses atrás y no al final de su colapso mental. Estaba casi convencida que había vivido en cautiverio y nunca supo como valerse por si misma, aquella característica de "organizada, planificadora y lógica" era un gaslight auto -inducido. No sentía la comparación; Pero, oh Dios, deseaba de rodillas serlo algún día, por necesidad, y si le concedían un deseo, que fuera de inmediato tan resolutiva como la Reina. Lilith decidió que empezaría su día como si la corona estuviera en su cabeza. La Reina se había ido del infierno por cuestiones relacionadas con la liberación de Lucifer. Sin detalles de lo que realmente estaba sucediendo, Lilith intentó conseguir información moviendo sus pobres hilos de influencia, claramente que no llegaría a ningún lado por mas amada fuera por Judas. El resto del consejo del infierno todavía eran reacios a su presencia, tenían aquella descriptible y odiosa mirada que hacen las personas cuando tienen que fingir agrado hacia los niños del Jefe, porque tu sabes que ellos están por encima de tu cabeza y pueden mandarte a casa con todas tus mierdas si les apetece. Ciertamente, Lilith tampoco veía adecuado involucrar en su paranoia a demonios que eran fieles a la Reina, por lo que la solución fue buscar por su cuenta: Ingresó por primera vez a la habitación real, debiendo suponer que no encontraría gran cosa cuando no había vigilancia y fue tan fácil como abrir la puerta.


—Menuda mierda —dijo Lilith observando que la habitación no era más que una cama y muebles vacíos, que de todas formas exploró.


Le resultó curioso la poca personalización de la habitación. En comparación con la suya, notaba la falta de vitalidad. No parecía que alguien viviera allí. El infierno, para Lilith, resultaba ser un lugar con mucha peculiaridad, aunque quisiera negarlo, su esencia prevalecía su nombre. Cada rincón sería repulsivo para un cristiano devoto, cada rincón excepto la habitación de la reina. Lilith pensaba que al entrar sentiría una pureza extraña, como si estuviera haciendo el peor de los pecados, sin embargo, lo único que sintió fue desilusión. Los pocos muebles que decoraban el interior le daban proporciones aún más amplias y solitarias de lo que realmente eran, y no intentaba esconder nada, pues solo había estanterías con las mismas decoraciones que Lilith había visto en otras parte del castillo. Lo poco impresionada se llevó sus esperanzas de descifrar en dónde estaba la Reina, y dio a luz nuevas preguntas: ¿Qué tanto ocultaba cuando su habitación era lo menos secretiva? Que risa le daba... A lo mejor era eso, ¿Quién ocultaría cosas en su habitación? Se sentía una tonta porque en cada habitación que hizo suya, la hizo demasiado suya, incluso la del infierno. No había elegido los muebles, ni el color de las sábanas o la iluminación, pero nadie podía negar de la existencia de una joven bruja: había papeles tiradas con cada ecuación especulando sobre el conjunto física y magia, tenía sets para cada rama de la brujería y un reproductor rosa metálico traído de su habitación natal para sumergirse en el pop de los ochentas, y si alguien hubiera ingresado hace un par de días, podría saber hasta su consumo diario de drogas.

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