ELIZABETH:
Me levanté con energía y eso es raro para mí.
Mandarina se encontraba comiendo de sus croquetas cuando salí a la cocina, dándome cuenta de que Vane pegó una nota en la nevera, diciendo que tuvo una emergencia en el trabajo y se tuvo que ir temprano.
Mientras comía cereal observé todo el apartamento con la mirada y decidí que, dado que hoy también tenía incapacidad, podría remodelar todo el lugar.
Me bañe y me puse un short junto con una camisa vieja que me quedaba grande y me recogí el cabello en un moño desordenado.
Estaba poniéndole el plástico a los muebles para no ensuciarlos con la pintura cuando recibí una llamada.
Charlie 💖 era lo que decía el identificador de llamadas.
Contesté con una sonrisa y puse el altavoz mientras seguía acomodando las cosas.
-Hola Ellie, ¿Cómo vas?-
-Hola Charlie, bien ¿Y tú?-
-Bien, bien, ¿Estás en tu casa?-
-Sí, ¿Por qué?-
-Porque me gustaría que me abrieras la puerta, por favor.- Al decir eso inmediatamente volteo a ver hacia la puerta, observando la sombra que se ve por debajo.
Cuelgo la llamada y abro la puerta con una sonrisa, observando que ahora en vez de traer un ramo de flores, tenía unos chocolates en la mano.
-Buenos días.- Me habla con una sonrisa.
-Buenos días.- Respondo sonriendo de igual manera mientras lo dejo pasar.
-¿Alguna vez te he dicho lo mucho que me gustan tus hoyuelos?- Me habla haciéndome poner roja inmediatamente.
-Tú también tienes hoyuelos.- Murmuro avergonzada por alguna razón.
-Así es, pero me gustan más los tuyos.- Dice dándome un guiño que me pone aún más roja de lo que ya estoy.
-Perdona por el desorden.- Respondo cambiando de tema.
-Tranquila, no pasa nada. ¿Vas a organizar todo?- Dice mirando el apartamento.
-Ajá.- Asiento mientras paso por su lado.
-¿Necesitas ayuda?- Habla haciéndome parar para mirarlo.
-¿En serio? ¿No tienes nada más importante qué hacer?- Pregunto mirándolo con una ceja alzada.
No quiero que gaste su tiempo en algo que no es tan importante para él.
-Nada es más importante que ayudarte, querida Elizabeth.- Dice quitándose el saco del traje y arremangarse la camisa, haciendo que le quede por los codos y acomodando su corbata.
Voy a fingir que no me le quedé mirando más tiempo del que debería.
-Buen, pues gracias.- Murmuro con una pequeña sonrisa, no estaba acostumbrada a que la gente, excepto Vane y mis padres, hicieran las cosas de forma desinteresada.
Y después de eso, él me ayudó a quitar las cosas y guardarlas para que no se mancharan.
-¿Esta eres tú?- Me pregunta mirando una foto a blanco y negro donde estaba yo de pequeña con un sombrero de playa que me quedaba grande.
-Sí, esa soy yo de pequeña.- Asiento guardando otras fotos.
-Eras bonita de pequeña, igual que ahora.- Dice haciéndome sonrojar, de nuevo, mientras guardaba la foto.
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El Café Del Amor
RomanceElizabeth Evans tenía una vida normal, trabajaba en una cafetería, era empleada del mes, tenía un gato, escuchaba a Taylor Swift y todo iba con tranquilidad, claro, hasta que llega él. Charles Cooper, un empresario exitoso que estaba de visita en la...