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— Taehyung.. — Escucha de repente. Aparta la mirada de la carretera para mirar por el retrovisor hacia atrás, dándole toda su atención al menor quien venía luciendo hermoso como siempre; su cabello venía atado en una pequeña coleta en la parte de atrás, portaba un trajecito de dos piezas donde la parta de abajo era un pantalón de tela acampanado color beige y una camiseta de un tono blanco crema a tirantes, se le veía una figura preciosa, siempre tan elegante. — Aquí es... — Indica suave, Kim aprieta lento el freno mientras doblaba para estacionarse, pasando el cambio a neutro antes de detener el vehículo.

— No me iré en toda la noche. — Dice antes de que Jimin salga del vehículo. El menor por otro lado lo mira por unos segundos antes de negar. —

— Ve a casa a descansar... por favor. — Suplica con su mirada, antes de que Kim se gire para ahora mirarle de frente, viendo como apretaba el bolsito pequeño que traía entre sus manos. —

— No me iré. — Murmura seguro, haciendo al menor apretar sus labios suavemente. — Estaré aquí para lo que usted necesite.

Sus palabras hacen a Jimin sentir un poco más seguro, antes de ver como este se bajaba del automóvil yendo hasta el otro lado de la calle. Kim suspira mirándolo  adentrarse a ese precioso edificio de lujo. Logra ver gracias a los cristales como preguntaba en recepción por la habitación, ahí es cuando le dan una tarjeta y pronto ve como el menor desaparecía yendo hacia la derecha.

Apaga el motor del vehículo y sube las ventanas para quedarse dentro. Algo en su pecho le decía que debía quedarse ahí. Porque sí, debía admitir que estaba cansado pero después de todo no quería de ninguna manera dejar al menor ahí sabiendo que su trabajo de por sí como guardaespaldas era no separarse en lo absoluto de él. De hecho esto tampoco debía hacerlo, el debió acompañarlo y esperarlo hasta afuera de la habitación, pero si Jimin le había comentado que no, Kim haría lo que el le pidiera, a excepción de irse.

Comenzó a pasar el tiempo, ya eran casi las 11 de la noche y ni siquiera sabía la habitación en la que Jimin estaba. De vez en cuando miraba asomándose al otro asiento los pisos hacia arriba, viendo varias habitaciones que tenían las cortinas tanto cerradas como abiertas, algunas que tenían luces encendidas y otras apagadas, y asumía que Jimin debía estar en alguna con la luz prendida.

Cierra sus ojos tirando su cabeza hacia atrás, da un pequeño suspiro antes de bostezar. Sus ojos de repente buscan su celular y no tarda en revisar algunas redes sociales antes de recordar lo que había ocurrido en la casa. Ahí no puede evitar dejar caer el celular en sus piernas algo abiertas, dando una sonrisita de costado  al notar la ligera incomodidad que se creó en su miembro.

Pensar que lo que no tienes de caliente lo tienes de ingenuo, la mezcla perfecta.

Muerde su labio inferior ligeramente, dando una risa suave cuando recuerda sus pequeños jadeos, imaginándose lo que podría estar haciendo el menor en su cuarto, tan escondido. No sabía si se había metido dedos, pero asumía que como no se lo explicó como tal, no lo habría hecho.  La sola idea de que quizá se pudo haber tocado con el recuerdo de su persona, pensado que quizá Kim era quien le estaba tocando le hizo prenderse horrible. El solo pensar en esos abultados labios soltando su nombre entre gemidos le hace suspirar embobado.

Y mientras estaba en su ensueño, escucha como la puerta se abre bruscamente del lado derecho, el asiento del copiloto. Abre sus ojos de golpe, la calentura se le baja y su expresión cambia cuando ve a Jimin agitado y con parte de la camiseta rota en  uno de sus hombros. Su rostro estaba lleno de lágrimas y sus brazos tenían pequeñas marcas de dedos en ellos, pero en su rostro más que unas facciones asustadas, estaba en shockeado.

Kim jadea agitado, sacándose el saco que traía para así colocarselo en sus hombros. — Dios santo, ¿él le hizo esto? — Gruñe con fuerza, su ceño estaba fruncido y estuvo a punto de pararse del asiento del conductor y de ir a buscarlo para romperle la cara, antes de ver como Jimin le extendía su puño y mostraba que tenía los nudillos rojos.

¿Asesinarte? Jamás. - Vmin, (+18)Where stories live. Discover now