Capítulo 11.

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Después de un día lleno de emociones la noche llegó y yo de nuevo estaba en la calle.

Pero está vez he decidido no esperar más y hablar con mi madre.

Después de una hora dándome apoyo a mí misma aquí estoy enfrente de mi puerta decidida a solucionar las cosas.

Suspiro, levanto la mano y doy dos toques claros y suaves.

El silencio se hace presente, solo puedo oír mis propios latidos junto a mi respiración.

Pasa un minuto y la puerta aún no se abre así que decidí tocar de nuevo.

Otra vez el tiempo pasa y nadie abre la puerta.

Suspiro algo adolorida, apoyo mi frente en la puerta y sin poder evitarlo una lágrima se desliza.

¿Por qué mamá no quiere perdonarme?

Sé que es algo muy serio, de eso no me cabe duda pero aún así es doloroso que siga evitándome.

Ya han pasado muchos días sin que pueda verla, hablar con ella del asunto.

Quiero disculparme y darle la razón, quiero dejar en claro que es mi culpa todo y que no tuve que mencionar a mi hermano a la ligera sabiendo que es algo serio el tema.

-- Perdón...

Susurro entre lágrimas, caígo de rodillas en frente de la puerta.

Muerdo mi labio inferior con la intención de que no salga ningún lamento de mi parte.

Mamá odia escucharme llorar, le parece molesto por lo cual será mejor que esté en silencio.

Me limpio las lágrimas, intento recuperar el aire y mantener la calma.

Levanto la vista para ver la luna, se ve tan hermosa en estos momentos, brillante, luminosa, preciosa.

Es tan preciosa la imagen que tengo al frente.

Es curioso como he podido controlar mi llanto en lo que veía la luna.

Sin otra solución me levanto de mi lugar, miro por ultima vez la puerta de mi casa con la esperanza de que mi madre abra la puerta ahora y me diga que me perdona.

Pero nada, nada de eso pasa.

Sin más remedio me dirijo a la casa de mis vecinos.

Unos vecinos peculiares pero que me aceptaron siendo apenas una desconocida para ellos.

Toco la puerta y está en menos de treinta segundos se abre dejando a la vista a Goo.

-- Doña patadas, tienes la costumbre de venir tarde siempre.

-- Sí, bueno, lo que tú digas.

Lo aparto del camino para entrar y sentarme en el primer sitio que vea.

Aquí solo están Goo y Gun, los demás no están hoy.

James tampoco estaba y eso me pareció raro ya que él se despidió de mi antes con la intención de venir aquí.

Que raro.

Luego si lo encuentro le preguntaré.

-- Oye, tengo buenas noticias.

Goo se sienta a mi lado mirándome emocionado.

-- Aver, sorprendeme.

Goo mira de reojo a Gun para luego sonreír con maldad.

-- Te tenemos un trabajo.

-- ¿Eh?

¿Acaso escuché bien?

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