CAPITULO 17

79 15 22
                                    

Capítulo 17

Resistencia vs Rendición

Catriel

El sonido repentino de mis puños chocando contra la bolsa de boxeo llena el gimnasio, mezclándose entre los demás sonidos de la gente a mi alrededor. Cada golpe es un intento de liberar la tensión, no solo en mis músculos, sino también en lo más profundo de mi ser. El sudor resbala por mi frente, una metáfora palpable de la batalla que estoy librando contra mis propios pensamientos.

Observo la bolsa con determinación, pero mi mente divaga hacia territorios emocionales más complejos. El amor, una melodía que he evitado durante tanto tiempo, ha hecho una entrada sorprendente en mi vida en forma de Zahara. Su dulzura desafía mis convicciones y mi determinación.

Los recuerdos de la dolorosa experiencia con la madre de mi hija se entrelazan con la conexión creciente por Zahara. Golpe tras golpe, intento desterrar los fantasmas del pasado mientras enfrento la verdad incómoda: no puedo resistirme a la nueva atracción que siento.

Una verdad presentada cuando vi el rostro pálido y asustadizo de Zahara, preocupada por los comentarios malos intencionados, insegura de como sentirse, su fragilidad quebranto mi coraza que tanto esfuerzo compuse.

Cuando estoy cerca, las palabras buenas salen solas, como si mi boca tuviera una conexión directa con su alegría. No puedo evitarlo, simplemente quiero que se sienta bien consigo misma. Es como si fuera una sirena que merece ser resguardada.

Y eso es motivo de mi tensión, mi lucha interna entre querer estar con ella. Esto pone en foco a Mélodie, mi pequeña hija a la que he mantenido en silencio ante la prensa. Pocas personas saben de su existencia y planeaba que así siguiera hasta que tuviera al menos diez años y fuera consciente de la fama que la rodea.

La sala de pesas se llena con la mezcla de mi respiración agitada y el sonido de cada golpe. Me detengo por un momento, mirando fijamente la bolsa como si buscara respuestas en su superficie desgastada. ¿Podré reconciliar mi pasado doloroso con el presente que está tomando forma?

Suspiro profundo y decido ir a casa, deben ser las diez de la noche y mi celular tiene varios mensajes de papá preguntando el motivo de mi tardanza, aun cuando soy un adulto trato de reportarme para no preocuparlo a él o a Mélodie.

Pensar en mi hija hace que la tensión aumente sin saber que hacer en esta encrucijada que sencillamente tiene una sola respuesta, pero me niego admitir en voz alta sin parecer un egoísta.

—¡Llego papá!

Salta a mis brazos en el momento que pongo un pie en casa, la abrazo contra mí, ella deposita un beso en mi mejilla y como siempre, se queja de mi barba. Leopold aparece desde la cocina con el ceño fruncido y camina a mi dirección.

Bajo a Mélodie, susurrándole que vaya por un cuento para que le lea antes de dormir, enseguida obedece y se pierde por el pasillo.

—¿Por qué no respondías?, ¿No llegabas? —me cuestiona.

Paso por su lado, yendo a la cocina para beber una copa de vino, necesito algo de alcohol en mi paladar. Leopold mira la medida del contenido en mi copa y se sienta en una de las sillas y con voz calma, pregunta:

—¿Estas bien? —vuelve a insistir ante mi silencio —¿Paso algo en la discográfica?

—Nada que no se pueda solucionar. —contesto sin dar detalle.

Ahora es él, quién se mantiene en silencio, esperando que continúe. Pero me niego a revelarle nada, porque no deseo hablar de mis sentimientos, hace tanto tiempo los anestesié y me cuesta verbalizarlos.

CURVAS SIN MIEDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora