CAPITULO 13

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Frustraciones de media tarde

Catriel

Mis dedos acarician las cuerdas de mi guitarra mientras que, por mi mente pasan estrofas para terminar la canción. Cada minuto que pasa, pienso mentalmente las palabras que podrían encajar perfectamente en la melodía. Aquella que en definitiva suena como un encuentro de amor.

Sería una buena canción para darle pie al álbum, Zahara sí que es visionaria. Aún no llega y entre tanto, continúo tocando la guitarra suavemente, mi mirada está en el techo y mediante los minutos se convierte en media hora, termino sacando mi celular y en mi bloc de nota personal, escribo algunas oraciones.

La media hora pasa a una hora completa y otra, a esta altura, es obvio que no vendrá. Trato de justificarla de que seguro está ocupada, no se me olvida que, en estas tardes, siempre recibía una llamada que la hacía marcharse.

Miro la hora en mi reloj de muñeca, es temprano aun y podría pasar por Mélodie a su clase de ballet, tal vez llevarla a tomar un helado o ir al parque, me decido por la primera opción. Le encantará.

Salgo del estudio, lo cierro y esperando el ascensor, encuentro al rapero que Zahara me presentó. Él nota mi presencia y asiente en mi dirección.

—Hombre, no recuerdo tu nombre. ¿Cómo era que te llamabas? —dice con un tono amigable, pero su mirada lúdica revela que es alguien así.

Parece de mi edad. Me observa con curiosidad.

—Catriel.

Mueve su cabeza en una afirmación para luego sonreír, mostrando una perfecta dentadura.

—Catriel, cierto, Zahara me lo dijo. Bueno, por si te olvidaste, soy Declan.

Menos mal me lo recordó, mientras el ascensor se acerca, Declan se apoya relajadamente en la pared, sus dedos tamborileando un ritmo invisible en su muslo. Empieza hablarme con una confianza, como si fuéramos amigos de toda la vida.

—En la discográfica, eres la nueva sensación, la adquisición exótica de Azahar. ¿De qué país vienes?

—Soy de Francia. Mi música no se escucha mucho por aquí.

No me apena admitirlo, sé que una vez que lance mi nuevo álbum me irá tan bien que en Europa.

—No te preocupes, amigo. Azahar tiene un don para llevar a la cima a quienes cree en ellos. Lo hizo conmigo.

El ascensor finalmente se abre, entro y seguimos con la conversación.

—¿En serio?, ¿cómo fue eso?

—Cuando era un adolescente, solía rapear en los trenes por unas monedas. Fue Azahar quien me descubrió. Me brindó la oportunidad que cambió mi vida.

La manera en que lo dice es con nostalgia, su mirada parece lejana y asiento en reconocimiento. Desde el primer momento que conocí a Azahar me ha tratado bien y parece que su bondad es de familia.

—Firmar con una discográfica es un sueño para todo aquel que sueña con la música.

Declan coincide con mis palabras.

—Sin dudas. Y cuéntame, Catriel, ¿qué estilo musical haces?

—Principalmente melódico combinado con un poco de R&B. Estoy tratando de mezclar un poco de mi cultura francesa en mis canciones.

Se muestra interesado.

—Eso suena interesante. La diversidad es lo que aporta frescura a la música. Si necesitas algún consejo o colaborar en algo, no dudes en buscarme.

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