11 | Abuso | SukuFushi

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"Lo mejor era irme, pero me quede"

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"Lo mejor era irme, pero me quede"


No fue como pensó al momento de conocerlo, no fue como imagino cuando comenzaron a tener una relación de pareja, los celos, las discusiones, los engaños, esos fueron algunos de los motivos por los cuales debía de terminar con él, pero ¿Por qué se quedó y se dejó manipular de esa forma?

Ahora lo recuerda, lo tenía amenazado, claro que era eso, no podía ser otra cosa.

Se odio desde el momento en que se dio cuenta que Sukuna lo había grabado mientras tenían relaciones, lo odiaba porque con ese mísero video lo amenazaba con que no se atreviera a dejarlo si no quería que todo mundo viera su rostro cuando lo están follando tan bien que no puede pensar en otra cosa.

Lo odiaba porque desde que supo de ese video siempre ha estado amenazando hasta el grado de tener encuentros en todos lados y en los menos esperados, casi eran visto cuando lo tomó cerca de un callejón.

Estaba cansado de todo eso.

Pronto los abusos comenzaron a ser más frecuentes en su relación, si es que se podía llamar una relación, llegando hasta el punto en que siempre se recriminaba ser tan tonto como para no darse cuenta de las verdaderas intenciones del peli-rosa y es que había actuado de una increíble manera que creyó en cada una de sus palabras, le hizo creer que era un buen chico y que siempre lo iba a querer y procurar pero, sobre todo, siempre lo iba a proteger, que tonto y estúpido se vio al confiar en él.

—Vamos Gumi, muévete bien — los embistes a su cuerpo eran por demás dolorosos, no podía soportarlo más, por más que rogaba que se detuviera, este parecía no escucharlo y eso, eso era lo más detestable.

—Es-espera, duele — le decía, pero poco le podía importar a ese hombre que no tenía más que una sádica sonrisa en su rostro.

—Aun así, lo disfrutas Gumi — le dijo cerca de su oreja para después sentir como le mordía su mejilla, probablemente le quedaría una horrible marca por un par de días.

Porque Sukuna era así, siempre que tenía oportunidad le dejaba marcas visibles, para que nadie más se atreviera a mirarlo ni a desearlo, pero más que deseo, en sus miradas podía notar lástima, la lástima que sentía por él y es que era comprensible porque hasta él mismo se tenía lástima por lo que le estaba pasando, era deplorable su estado, estaba a poco de caer en la locura.

Cada uno de sus días era lo mismo, siempre maltrato, siempre golpes, marcas y demás cosas que odiaba.

—¿Qué hacías con el maldito de Satoru? — escucho a Sukuna gritar en cuanto cruzó la puerta y caminaba con dirección a él. Rápidamente se puso de pie para alejarse, pero Sukuna fue más rápido y lo tomó del brazo — te pregunte ¿Qué es lo que hacías con Satoru? — la forma en que lo tomó y le habló lento y calmado le dio algo de miedo y es que eso no era ninguna buena señal, solo dejaba ver lo enojado que se encontraba y era él quien iba a pagar los platos rotos de ese enojo.

—No hacíamos nada, solo hablábamos — respondió rápidamente y es que era verdad, Gojō Satoru aunque era un maldito entrometido, quería ayudarlo, quería sacarlo de esa maldita relación porque sus familias eran cercanas, no eran los mejores amigos, pero se podría decir que Satoru era más padre que su mismo padre.

Y verlo de esa manera, sufriendo y todo marcado de golpes, le dolía porque lo conocía desde que era un pequeño niño, siempre que podía pasaba tiempo con él, por ello quería ayudarlo, porque de alguna manera le dolía e incomodaba como lo trataba Sukuna, no al punto de querer agarrarse a golpes con Sukuna, pero si para sacar a Megumi de esa relación, además, a él le convenía porque la familia Zen'in le debería un favor.

—¿Hablar? — la forma en que dijo aquello le erizó toda la piel y supo que debía de temer en cuanto comenzó a arrastrarlo a la habitación que compartían.

—Espera, puedo explicarlo, espera un momento — sintió cuanto fue arrojado a la cama para después ver como el peli-rosa comenzaba a desvestirse, mientras en su rostro tenía esa maldita sonrisa.

—Claro que lo vas a explicar, pero será a mi manera — un golpe en su mejilla izquierda fue suficiente para hacerlo perder la conciencia, no se dio cuenta de la manera en la cual fue ultrajado hasta el punto verse deplorable, lo que pronto terminaría con él, si Sukuna no terminaba de una vez con él, él lo haría, ya no podía seguir soportando vivir de esa manera.

Claro que Sukuna no se daría cuenta de sus planes, porque tiempo después, lo encontró sin vida en la cama en donde varias veces había abusado de él. 


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Angstruary | 2024Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin