07 | Alucinaciones | GoYuu

16 3 1
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


"Nada es lo que parece"

¿Hace cuánto tiempo que ha estado internado? En realidad, no está muy seguro, si lo piensa detenidamente podrá darse cuenta que lleva mucho tiempo, aunque en realidad su cerebro ya no da para más, no puede pensar con claridad las cosas y es por eso que está ahí.

Comenzó a tener alucinaciones desde que era un pequeño, su abuelo en realidad no sabía de este pequeño detalle hasta que un día casi es arrollado por un coche, el pequeño estaba a punto de cruzar la calle para, según él, ir con su amigo que lo estaba llamando.

Desde ese momento, Wasuke había decidido obtener ayuda psicológica para su nieto, porque aquello no era normal y él no correría el riesgo de perder a la única familia que le quedaba luego de la muerte de su nuera e hijo.

Con el tiempo las alucinaciones del menor eran más frecuentes, esta vez diciendo que su amigo se encontraba en casa o que le pedía salir a jugar, incluso una vez se escondió durante todo el día y él no pudo encontrarlo, hasta que el menor apareció diciendo que estaba jugando a las escondidas con su amigo.

El hombre más preocupado por lo que estaba sucediendo, fue que le puso mayor atención al menor, siempre estando atento a lo que sea que hiciera, a lo que sea que dijera, incluso comenzó a preguntarle cómo era la persona que él veía.

Yūji entusiasmado por decirle todo a su abuelo, le contó que a quien veía, era un niño tan bonito que podía compararse con la nieve, pues su cabello era de ese color, sus ojos tan azules como el mismo cielo y esa piel tan blanca y delicada, le gustaba jugar con él porque siempre tenía cosas divertidas que decirle.

—Hoy me acompaño a la escuela — fue lo que dijo el pequeño, con una sonrisa en el rostro, ese día se veía por demás animado, no sabe por qué, pero necesitaba preguntar, al menos eso fue lo que la psicóloga le había mencionado, necesitaban saber lo que veía y lo que decía el menor con aquello que veía para poder ayudarlo, porque mientras más seguían las alucinaciones, mayor era el riesgo para el menor, incluso podían internarlo para ayudarlo.

—¿Ah sí? ¿Y cómo les fue? — Wasuke se sentía tonto por preguntar por alguien que en realidad no conocía y solo provocaba que el menor tuviera esas tontas alucinaciones, pero era algo que debía de hacer para ayudarlo — seguramente se divirtieron — la psicóloga le había mencionado que el menor bien podría estar hablando con un alma en pena, ya que Yūji había estado presente en el accidente de sus padres, por lo que su mente había bloqueado aquellos recuerdos que solo le provocaban dolor, supliéndolos por otros en donde él vivía tranquilo y tenía una amistad con la persona que veía.

—Muy bien, la profesora me hizo algunas preguntas que no sabía cómo responder — comenzó a decir mientras agitaba las manos debido a la emoción — pero sabes abuelito, Satoru-kun me ayudó mucho.

—¿Satoru-kun? — pregunto algo extrañado de ese nombre.

—Sí, así se llama él — el pequeño Yūji señaló a su lado y Wasuke no sabía qué decir — saluda abuelo, Satoru-kun te está saludando — por inercia el mayor levantó la mano para saludar a nadie, porque él no veía nada.

Las cosas siguieron de esa manera, después de algunos meses fue que sucedió aquel accidente, un segundo accidente que le costó la vida a Wasuke, pues nuevamente el pequeño Yūji se había arrojado a un río para tratar de "salvar" a ese amigo suyo que tenía, lo que nunca vio era que la corriente era por demás tan rápida que se lo llevó arrastrando, en un intento de salvar a su nieto, el mayor se arrojó a salvarlo y la corriente fue más fuerte que él que se lo llevó, encontraron su cuerpo dos días después.

Yūji no pudo soportar nuevamente una pérdida, por lo que sus alucinaciones fueron en crecimiento, esta vez diciendo que su abuelo era quien se encontraba a su lado.

La casa hogar en donde lo habían dejado, no pudo con el cuidado del menor, diciendo que las cosas se habían complicado, incluso ahora gastaba algunas bromas a los demás niños, diciendo que ellos molestaban a su amigo Satoru, por lo que tenía que hacerlos pagar, fue tanto que el menor ahora vivía en una completa alucinación, veía y decía cosas que no tenían sentido alguno.

Incluso, muchas veces decía que conversaba con su abuelo.

Era por ello que habían decidido tratarlo en un psiquiátrico, porque ya no podían seguir con las alucinaciones del menor, quien se provocaba daños al intentar realizar algunas actividades, de eso ya pasaron muchos años.

Años en los cuales lo pasó encerrado entre esas cuatro paredes acolchadas color blanco, lo mantenían con una camisa de fuerza, ya que temían que el peli-rosa se hiciera algún daño por lo que en ocasiones veía.

—¿Crees que un día de estos pueda salir de aquí? — Yūji pregunto viendo al frente.

—Yo creo que, mientras ambos estemos juntos, nada malo te pasara.

—Gracias por siempre estar conmigo Satoru-kun — una sonrisa en los labios del peli-rosa, acompañado de un tenue rojo en sus mejillas, fueron suficientes para que el albino lo tomara de las mejillas y acercara lo más posible su rostro al del contrario.

—Siempre estaremos juntos Yūji-kun — el peli-rosa solo asintió a esas palabras para después comenzar a reír.

—Te dije que el chico estaba un poco zafado — susurro una castaña mientras veían a través del monitor de la cámara de seguridad que estaba colocada en la habitación del chico, todo eso para tenerlo monitoreado y ver que no se hiciera daño, aunque técnicamente no había nada con lo cual pudiera hacerlo.

En la pantalla, podía ver como el chico seguía riendo y hablando a la nada, ambos suspiraron para después dejar de ver al menor. Hasta cierto punto le tenían un poco de lástima y algo de cariño, pues ese chico ya tenía al menos doce años ahí encerrado sin siquiera poder salir, no tenía familia, no tenía amigos, estaba completamente solo y no había manera siquiera de que pudiera reintegrarse a la sociedad porque durante todo ese tiempo, nunca han visto alguna mejora, es más, solo empeoraba, por lo cual, era más que probable que pasara el resto de su vida encerrado en esas cuatro paredes.

O al menos eso era lo que tenían planeado, nunca imaginaron que después de un par de días, el chico amaneció sin vida en su habitación.


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Angstruary | 2024Where stories live. Discover now