—Ni se te ocurra usar esa arma en la mansión, piensa en Anastasia, ella no está lista para ver este lado de tu familia— me dice, pero no escucho razones, nada importa, este nudo en mi mente no me deja pensar, necesito mi paz, mi corderito, por las buenas o las malas.

Ni siquiera note que estaba descalzo,  no me importa, necesito llegar lo antes posible a la casa de la familia Telnaster. Antes de subirme al coche escucho como Jennifer dice seguramente a su teléfono.

—Está fuera de control, va rumbo a la mansión, lo peor es que va armado— hace una pausa—Dile a Sergei que llegue con refuerzos, no puedo permitir una masacre a plena luz del día.

Enciendo el motor y con toda la velocidad posible me dirijo a la mansión de los jardines blancos. Esquivo los demás coches en la autopista, siento como el fuego corre por mis venas, es hora de actuar de verdad, si me entero de que le han tocado un cabello a mi chef, no habrá piedad, ni siquiera con mi familia, ellos no lo son.

Llego, me bajo dando un portazo sobresaltando a Moisés.

—Señor Telnaster, un gusto tenerlo por aquí....

Lo ignoro por completo, pero de reojo observo como confuso mira mis pies desnudos y el arma que sostengo en mi mano que no está enguantada.

Cuando llego al salón principal me encuentro con una escena digna de revista, la Familia entera está en el comedor tomando el té, Malditos mentirosos.

Tomo mi pistola y sin dudarlo doy dos tiros al aire sorprendiéndolos, todos giran en mi dirección, Margot, Dominc, Anastasia y mi maldito hermano me observan sorprendidos y algo nerviosos, por otro lado, mi abuela. Ella me observa de la misma manera que lo ha hecho desde que tengo memoria, con desprecio.

—¿Qué significa esto Maximiliam?— pregunta mi tío colocándose de manera protectora con su esposa e hija.

—Tienen tres segundos para decirme donde está Fiorella— digo, lentamente coloco el cañón de mi arma en dirección a Nicholas, escoria—O empezaré con un carrusel de muerte y él será el primero— mi abuela de inmediato salta a su defensa, típico, es su niño de oro.

—No tienes ningún derecho a entrar a mi casa y amenazar a mi familia— me observa desafiante—No tenemos ni la menor idea de donde podría estar Fiorella, ella desde que renunció no a vuelto por aquí, así que te pido que por favor te retires, estas asustando a Anastasia.

Observo muy bien a Lucrecia, la elegante matriarca de los Telnaster, cualquiera diría que es una mujer bondadosa, esconde algo, voy a golpear en la cabeza a mi hermano cuando una vocecita me interrumpe.

—Ella iba a venir a ver mi rutina de ballet hoy— dice Anastasia, su madre se apresura a cubrirle la boca con sus manos.

—No digas nada mi vida, tu primo no parece estar bien en estos momentos.

—Todo lo contrario— dirijo mi arma en dirección a Margot, Dominc se sitúa frente a mí.

—Mi familia no Maximiliam, primero me matarás a mí.

—No pienso lastimarlas, solo deja que Ana termine de hablar— lo veo serio, sabe que lo que digo es verdad. Lentamente se hace a un lado—Por favor continúa pequeña.

—La llamé para pedirle que viniera a la mansión a ver mi nueva rutina— dice la pequeña, observa a mi hermano por una fracción de segundos— Pero nunca llegó.

—¿A qué hora fue eso Ana?— pregunto lentamente.

—Hace como una hora, al ver que nunca llegó pensaba pedirle a mamá que me llevara a tu casa para verla.

—Es cierto Maximiliam, ella me estaba pidiendo que la llevara a tu penthouse para ver a Fio.

Carajo, esto no es bueno, quiero romper algo en estos momentos, mi cabeza se siente pesada. Me giro para irme, pero me detengo en el umbral del salón.

—Si me entero de que alguno de ustedes tuvo que ver con esto, tengan por seguro que lo que le hice al miserable de Charles no se comparará con lo que pienso hacerles.

Con eso salgo del salón, en la salida soy recibido por Jennifer, Diff y Sergei. Ver a Anastasia me dio una idea de saber el paradero de Fiorella.

—El rastreador—les digo cuando llego a ellos—La ubicación de Fiorella la podemos saber con el rastreador de la rosa que le regalé— Jennifer saca su teléfono y rápidamente busca la ubicación actual de Fiorella.

Sus gestos no me tranquilizan para nada, todo lo contrario, parece decaerse entre más busca.

—Lo lamento Maximiliam— dice, sus palabras son dagas en mi pecho—No hay resultados, dice inexistente— eso es todo, con mis manos en puños comiendo a golpear las verjas de la mansión.

—¡¿Donde?!— grito—¿Dónde estás mi amor?

Escucho que alguien llora fuertemente a mis espaldas, volteo con las manos en carne viva y me encuentro con una Jennifer completamente devastada, Diff trata de consolarla, mientras que Sergei me observa de manera extraña, podría decir que con compasión.

—¿Qué sucede?— pregunto, ella se gira a verme y su expresión es miserable—¿Qué mierda sucede Jennifer?— le grito encarandola.

—Fiorella....ella, yo...— dice sollozando—Ella me pidió que fuera al penthouse para que le llevara una prueba de embarazo, tenia las sospechas y quería saberlo....— no escucho el resto de sus palabras, no puedo, en este momento solo pienso en una cosa.

Mi Fiorella puede estar en un gran peligro, y no solo eso, también existe la posibilidad de que en su vientre esté cargando a nuestro hijo, nuestra familia, la que tanto estábamos esperando. Siento como mi alma se parte en mil fragmentos, no puedo ver nada, mi familia, mi familia que tanto soñé, no pude protegerlos.

—¡Ahhhhhh!— grito con todas mis fuerzas, no puedo ni conciliar la idea de que mi familia esté en peligro por mi culpa, maldita sea mi vida, necesito encontrarla, encontrarlos.

No descansaré para encontrarlos, venderé mi alma al diablo si es necesario, haré lo que sea por dar con ellos. Miro hacia arriba y grito:

—Los voy a encontrar— juré. Que equivocado estaba. Nunca imaginé que no podría cumplirlo.

No saben lo mal que me sentí escribiendo este capítulo.
Besos tristes en el poto 💋

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