Capitulo XXVII

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–Hola abuela– dice Anastasia a una siempre radiante Lucrecia.

–Hola pequeña – le responde a su nieta, mira a Nicholas que aun espera a que diga algo, pues se quedará esperando, – ¿Cariño?– le habla– Creía que habías ido a la empresa– le dice– ¿Hablaste con tu hermano?– pregunta, la forma en que dijo hermano no me gustó nada.

Ahora entiendo mejor lo que decía Jennifer sobre la relación entre Maximiliam y su familia, mi pobre Maximiliam, me hubiera gustado que se criara con alguien increíble como lo era mi nona. Lo bueno es que hoy tendremos una especie de cita y me enfocare solo en él y en lograr sacarle una de esas sonrisas que me ponen las piernas de pollo.

–Luego te cuento todo– le dice Nicholas a su abuela–Por el momento estaba esperando a que Fiorella hablara– dice viéndome de forma intensa, me quiero ir.

–¿Y que es eso tan importante?– pregunta Lucrecia girandose a verme.

–Yo....este, yo– balbuceo sin saber que decir.

–Ella me ayudará a preparar un gelato especial para mis padres– me ayuda Ana, volteo a ver a la piccola, es mi salvación– ¿Nos vamos Fio? Tenemos que hacerlo antes de que mamá y papá regresen de su trabajo.

Sin decir una palabra más, Ana toma mi mano y nos lleva hacia el interior de la cocina.

–Eso si estuvo cerca– dice subiéndose al taburete que coloqué aquí para ella– A veces mi primo Nicholas es muy extraño– dice, voy al frigorífico y tomo la jarra de limonada, sirvo dos vasos y le entrego uno a mi confidente.

–¿Por qué dices eso?– pregunto intrigada, sí, admito que este nuevo comportamiento suyo es raro, pero ahora sé que es porque le gusto, bueno tarde o temprano tendré que aclarar las cosas y decirle que Maximiliam y yo somos... somos ¿Qué?, Ni yo sé.

Él no puede esperar que tu le digas que también le gustas así como así– dice extendiendo sus manitos– Por la cara tan horrible que pusiste cuando te dijo: " Tú me gustas Fiorella"– trata de imitar la voz de Nicholas– Parecía como que ibas a comenzar a correr– río por las palabras de Ana, aunque son ciertas, eso tenía pensado hacer.

–Bueno, extraño o no, tengo que decirle que no puedo corresponderle– le explico.

– Porque estás loquita por mi primo– añade la pequeña tapándose los labios– Ustedes serán mi pareja favorita número dos– me dice.

–¿Quién es la primera?– pregunto dejando de lado el pensamiento de corregirla y decirle que aún no somos pareja.

–Mis padres, obviamente– la pequeña se baja de su lugar y se coloca a mi lado– Gracias por todo Fio, mi primo tendrá a la segunda mejor  novia del planeta– dice abrazándome las piernas, me agacho y correspondo el abrazo.

–Sí, porque la primera es tu mamá– digo riendo, Anastasia abandona la cocina y me deja sola con mi cabeza vuelta un lio.

Paso lo que resta de la tarde limpiando y acomodando las compras, trato lo más que puedo evitar cruzarme con Nicholas. Sé que tengo que hablar con él, pero hoy solo tengo cabeza para pensar ¿Qué somos Maximiliam y yo?

Ya nos besamos y hasta donde sé los amigos no se andan por ahí besando ¿O sí? ¿Y si Maximiliam es de los que se besan con cualquier mujer?

La sola idea de Maximiliam besandose con otra mujer me da ganas de vomitar, Grossolano, que pensamientos más horribles los que se pasan por mi cabeza. Termino mi horario de trabajo y emocionada voy hacia la entrada de la mansión a esperar a Maximiliam, no pasan ni cinco minutos cuando su elegante coche está frente a mí, la puerta del conductor se abre y el hombre en traje más atractivo que existe en mi mundo sale, parece que se cambio durante el día porque el traje que lleva no es el mismo de esta mañana,  en estos momentos lleva chaleco gris claro junto a su traje igualmente gris pero este es más oscuro.

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