Capítulo 24. Elegir

71 8 0
                                    


Draco y Hermione se abrazaron en la ducha, besándose sensualmente mientras se acariciaban el cuerpo, ambos aún recuperándose de una sesión de sexo muy intensa.

–Cuidado,– dijo Draco mientras Hermione agarraba su trasero. –Es mejor no volver a excitarme cuando tengo que estar en el hospital en menos de una hora.

Hermione asintió, levantando un poco las manos mientras continuaba besándolo, queriendo no perder nunca más la sensación de esos labios perfectos.

Pero Narcissa iba a ser liberada de San Mungo hoy, y ambos habían acordado estar allí para ayudarla.

–Supongo que deberíamos salir,– dijo Hermione con un profundo suspiro.

Ella se alejó de él y se giró para irse, pero Draco la agarró del brazo, luego agarró su barbilla, robando un último beso antes de retroceder y mirarla a los ojos.

Hermione sonrió. –Draco, podemos continuar con esto cuando regresemos más tarde. Lo prometo, no iré a ninguna parte.

Él asintió, aunque todavía no parecía convencido. –Antes de que regresemos, quiero ir a tu casa y tomar algunas de tus cosas. Llena esta habitación nuevamente.

–Si está bien.

–Y luego hablaremos. Antes incluso de follar.

Hermione vaciló.

–Hermione, lo prometiste, dijo.

–Sí, lo sé. Y quiero que tengamos esa conversación,– dijo. –Pero yo simplemente... Hay mucho que decir y sólo necesito un momento para asimilarlo todo. Ni siquiera hace diez horas estaba besando a otro hombre.

–A quien nunca volverás a ver.

Hermione puso los ojos en blanco. –Sí, Draco. Pero qué conveniente que no pueda decirte lo mismo a ti, después de haber elegido un cliente para molestarme y todo eso.

Draco frunció el ceño. –Probablemente ahora sea un ex cliente. Estaba bastante enojada cuando la eché, y su papá hace casi todo lo que ella dice, sin hacer preguntas. Ella fue quien tomó la decisión de contratar mi empresa en primer lugar.

La boca de Hermione se abrió. –¿Pero no son un gran cliente?

–Sí, con promesas de muchos más negocios. Pero no es que Malfoy Enterprises vaya a sufrir sin ellas. Estamos bien.

Hermione suspiró. –Lo siento. Sé lo duro que trabajaste para conseguir esa cuenta.

–No tan duro como trabajé para conseguirte,– dijo, besándola de nuevo.

Hermione se rió y le devolvió el beso, agachándose y dándole un pellizco juguetón en el trasero antes de salir corriendo de la ducha.

Se envolvió en una toalla y usó su varita para secarse el cabello, pero ya no tenía maquillaje ni ropa aquí, así que tendría que regresar a casa antes de ir a cualquier parte.

–Rose y yo iremos al mercado mientras ustedes, los Malfoy, llevan a su madre a casa,– dijo Hermione mientras se vestía con el traje de la cita de anoche, sin bragas. Simplemente no se atrevía a ponerse un par de bragas de un día. –Ya hablé con su sanador sobre qué alimentos son mejores para ella y vamos a preparar la mayor cantidad posible.

–Realmente no hay necesidad. Ella tiene un elfo doméstico para eso.

Hermione se congeló a mitad de la cremallera de su vestido, con el ceño fruncido y la boca abierta.

Al encontrarse con nada más que silencio, Draco miró su expresión mientras se subía los pantalones. Él sonrió. –Oh, claro. Necesito aprender a elegir mi audiencia.– Él se acercó pavoneándose y le subió la cremallera del vestido por el resto del camino.

The Deadline (traducción en proceso)Where stories live. Discover now