Capítulo 17. Ceder

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Draco dejó escapar un gemido ronco, una mano agarrando el borde de su escritorio mientras la otra estaba enredada en el cabello de Hermione. Tenía que ir temprano ese lunes para prepararse para una reunión a las nueve. Tenía la intención de hacerlo el día anterior pero, con Hermione tan angustiada, lo había pospuesto para cuidarla. Así que ella se lo estaba compensando al llegar temprano con un café y algo más.

—Oh, joder, Hermione —murmuró Draco, su cabeza cayendo hacia atrás mientras se acercaba mucho más a su liberación, mientras Hermione succionaba su polla con pericia—. Más profundo, nena.

Mientras Draco continuaba agarrando su cabello, la dejó marcar el ritmo, sabiendo que no le gustaba cuando la obligaba a hacerlo a su manera. Pero, en todos estos meses, ella había aprendido exactamente qué era lo que le gustaba y, mientras lo tomaba más profundo, levantó una mano para acariciar sus testículos.

Draco gimió más fuerte, mordiéndose el labio y mirándola mientras se acercaba aún más al climax. Hermione se encontró con sus ojos plateados y le hizo un guiño antes de apartarse y lamerlo de la base a la punta, rodeándolo con la lengua en un intento de volverlo loco. Y diablos, estaba funcionando.

Cuando Draco dejó escapar un gemido frustrado, ella se rio y lo volvió a succionar de nuevo, moviendo su boca más rápido mientras continuaba mirándolo. Draco comenzó a mover sus caderas, cediendo a sus impulsos y controlando un poco su cabeza, pero ella no lo apartó como lo haría normalmente, dejándolo follar su boca salvajemente mientras su respiración se volvió errática.

Y luego él acabó, su cuerpo entero se convulsionaba mientras ella lo succionaba, tragando hasta la última gota y continuó lamiéndolo hasta limpiarlo, incluso después de que todo su cuerpo había caído relajado en su silla.

Hermione le cerró el pantalón. Tan pronto como terminó, Draco le ofreció su mano y ella la tomó, dejando que la levantara y la subiera a su regazo.

—Debo admitir que es una excelente manera de comenzar mi día de trabajo —dijo él, levantando su varita y usando un hechizo de limpieza rápida en su boca antes de besarla—. Clientes importantes, muñeca. Seguro que entiendes.

Hermione puso los ojos en blanco.

—Lo dejaré pasar porque la única razón por la que estás aquí es porque ayer tuviste que cuidar mi patético trasero.

—No es patético —dijo Draco, levantando la mano y acariciando su mejilla—. Y valió la pena ver tu sonrisa.

Hermione se sonrojó, incapaz de ocultar la sonrisa de la cual él parecía tan aficionado mientras continuaba mirándolo a los ojos.

—Draco, yo...

Ella no sabía lo que estaba a punto de decir y probablemente fue lo mejor porque, en ese momento, hubo un fuerte golpe cuando alguien tiró de la manija de la puerta agresivamente desde el otro lado, haciendo que toda la puerta se sacudiera.

—Maldita sea —dijo Draco, poniendo a Hermione de pie antes de levantarse.

—Tío Harry, ¿qué estás haciendo? —escucharon que Victoire gritó desde el otro lado.

Hermione se puso blanca.

—Harry.

El aire cambió cuando alguien intentó quitar el débil hechizo de bloqueo que Draco había colocado en la puerta.

—¡Draco, no puedo verlo en este momento! —dijo Hermione en pánico —. Todavía no.

Draco gruñó cuando Harry intentó abrir la puerta de nuevo, pero falló.

The Deadline (traducción en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora