Capítulo 40

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Feliz año nuevo, zorritos!

Pequeño recordatorio de que la historia de Navidad se encuentra online desde hace semanas :)

Les deseo lo mejor para este 2024.

Xoxo,

Sofi

***

Nikka había revivido ese recuerdo demasiadas veces como para conocerlo de memoria. Estaba segura de que ya no necesitaba al dueño para ver las imágenes, escuchar la música, sentir la noche. Era casi aterrador, la forma en que su propia mente podía recordar exactamente todo desde que había sido rota y rehecha en el bosque. Cada detalle, grabado para siempre detrás de sus párpados. Cada vacío momento desde la muerte de Cal.

Roseful seguía siendo un callejón sin salida. ¿Cómo era posible que hubieran pasado tantas cosas esa noche y no se hubiera encontrado ni una sola pista? En aquel entonces, toda la Capital había estado casi perdida y la mayoría de su gente no lo sabía. El Zorro había cometido un error, esa era la única razón detrás de su salvación. Pero ¿qué tipo de error podría cometer un Gobernante? ¿Y qué tenía que ver el amante?

El Comandante llegó media hora antes de lo previsto. Conocía la lista de invitados. Caminó y verificó cada detalle de seguridad. Incluso revisó al personal. Las autoridades pertinentes ya lo habían hecho, pero él no pudo evitarlo. Después de todo, era difícil perder viejos hábitos.

Durante toda su vida, se había enfrentado al peligro demasiadas veces como para saber que ni una sola noche estaba libre de salvajes. No existía tal cosa como no estar en servicio. Incluso después de que sus lesiones lo obligaran a retirarse del campo, su mente no descansaba, siempre esperando un ataque. Siempre anticipando.

Arel fue el primer cazador en llegar, algunos minutos antes de que las puertas se abrieran oficialmente. También el único sin invitación. El Comandante había insistido y persistido hasta que el Consejo de Roseful le había concedido otra invitación. Tres cazadores era un buen número, tres cazadores era un número seguro.

Informó a Arel de sus deberes y lo envió a los pisos superiores. Se suponía que el joven actuaría como un guardia, no como un invitado. Siempre era bueno tener un refuerzo oculto, en aquellos días uno no podía ser demasiado cuidadoso. Menos durante un evento tan grande como Roseful, con todas las autoridades y políticos pertinentes presentes.

Nexan llegó junto con la mayoría de los invitados. Le gustaba demasiado el pequeño acto de celebridad. Le gustaba el estatus. Sonriendo y saludando a los diferentes reporteros. Su padre era el verdadero invitado, pero el hombre de negocios estaba demasiado ocupado con algún trato en el extranjero para asistir. Entonces el hijo lo haría. El Comandante también le dio instrucciones tan pronto como tuvo la oportunidad.

Lorcan fue el último en llegar, con una estúpida sonrisa en su rostro. Tarde. Intentó colarse más allá del comienzo del evento. Tan impropio de su parte, tan habitual últimamente. Y lucía hecho un desastre. El Comandante lo atrapó antes de que lo perdiera la vista. El joven no era más que descuidado. Y feliz.

—Llegas tarde, se suponía que debías estar aquí hace media hora —al cazador no podría importarle menos.

—Lo lamento. No volverá a suceder —respondió Lorcan.

Lo haría. Justo como antes. A Lorcan Blake no le gustaban las personas de alta sociedad, pero si su padre le había pedido que fuera en su lugar, no lo decepcionaría. El problema era que resultaba evidente que había corrido para no llegar demasiado tarde. Más de lo que ya era. Y era evidente de dónde venía.

El Comandante suspiró, intentando arreglar la corbata arruinada de Lorcan. Desató y ató el lazo de seda, arreglando el cuello de su camisa para ocultar una suave marca rosa. Su cabello también estaba demasiado largo. En algún momento, entre tanta caza y persecución, Lorcan simplemente había dejado de preocuparse por su imagen. Necesitaba un corte, pero él afirmaba nunca tener tiempo. El Comandante sospechaba que simplemente pasaba demasiado rato con Rajnik.

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