Capítulo 26: Un viejo amigo

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El sábado Caleb me invitó al bar en el que normalmente tocaban para la noche de karaoke. Decidí aceptar su propuesta, ya que eso me ayudaría a distraerme y a no sobrepensar lo que Kai había dicho.

Caleb no podía haber cometido un crimen...

Él es tan alegre y encantador. Me negaba a creer que hubiese sido capaz de alguna atrocidad que ni siquiera me atrevería a pronunciar.

Pero había algo que debía admitir...

Si Caleb hubiese cometido un delito, tendría sentido que se avergonzara y no quisiera contarme. En el hipotético caso de que fuera verdad, el punto es: ¿qué era lo que había hecho específicamente?

—Bel, ¿estás bien? —me preguntó Paris, quien estaba sentada a mi lado.

—¿Qué? —murmuré, distraída—. Sí... —respondí finalmente ante su expresión preocupada.

—Estás rara —sentenció, ceñuda.

—Es impresión tuya —mentí.

—Desde que fuimos a la galería estás así... —analizó—. ¿Caleb te hizo algo? —cuestionó—. Porque si así fue, le voy a enterrar su micrófono en el...

—No, Paris. Todo está bien con Caleb —me apresuré a decir y ella asintió, poco convencida.

—Muchas gracias por tu presentación... —emitió el presentador del local cuando la chica que cantó en el karaoke finalizó—. Ahora subirá al escenario uno de los grandes artistas que hemos visto nacer aquí... Damas y caballeros, con ustedes: ¡Caleb Shines! —anunció y todos estallaron en aplausos.

—Muchas gracias —dijo Caleb al tomar el micrófono, sonriente—. No soy un gran artista. Solo soy un chico en busca de su sueño, pero lo que he conseguido se lo debo a ustedes. Gracias, de corazón. —Al concluir su discurso, los presentes volvieron a aplaudirle porque no solo era talentoso, sino que también era humilde.

¿Cómo una persona como Caleb podría ser capaz de cometer un crimen?

—Hay personas que no necesitan estar mucho tiempo en nuestra vida para marcarla para siempre y esta noche quiero dedicar mi actuación a una de ellas —prosiguió bajo la atenta mirada de todos—. Quiero dedicarla a la chica por la que mi corazón palpita. Esta canción es para ti, Bélgica Knoller, mi musa inspiradora... —declaró, mirándome fijamente y señalándome desde el escenario, provocando que el resto volcara su atención sobre mí.

—Dios, qué vergüenza —pensé en voz alta con las mejillas de color escarlata, cubriendo mi rostro disimuladamente.

—Créeme, muchas matarían por estar en tu lugar —replicó Paris.

—Ahora me matarán a mí —concluí, traumada.

De pronto comenzó a sonar una hermosa melodía. La canción que estaba a punto de cantar era Two hearts de Paper Route. Cuando Caleb comenzó con su show los presentes automáticamente fueron atraídos por su espectacular voz y su innegable presencia escénica.

En medio del espectáculo y sin previo aviso, Caleb saltó y cayó con perfecto equilibrio en la mesa más cercana al escenario y siguió brincando de igual manera hasta llegar a mi mesa para agacharse sobre esta y cantarme directamente, motivo por el cual bajé la mirada, absolutamente avergonzada, ya que odiaba ser el centro de atención.

El chico más codiciado del lugar estaba cantándome públicamente. Definitivamente sus fans psicópatas me iban a matar.

Ante mi reacción esquiva Caleb tomó mi mentón para que lo mirara. Sus ojos azules siempre me parecieron hermosos, pero hoy tenían un brillo hipnótico y cautivador.

BÉLGICA [R1] Where stories live. Discover now