Aventuras Nocturnas pero entre Tensiones

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La noche caía sobre el hotel, sumiéndolo en una atmósfera de silencio y penumbra. Isabel, exhausta después de la intensa reunión con los directivos, se recostaba en la cama, dejando que sus pensamientos se perdieran en las sombras. De repente, la puerta se abrió lentamente, y un hombre emergió de la penumbra. Solo llevaba una toalla enrollada alrededor de la cintura, y la luz tenue del pasillo dejaba su identidad en la penumbra.

Hombre misterioso: (se acerca a Isabel) Hola, ¿Qué tal tu día?

Isabel: (sonríe enigmáticamente) Ha sido interesante, por decirlo así. ¿Y el tuyo?

Hombre misterioso: (le da un beso) Bastante rutinario hasta ahora, pero eso podría cambiar.

La habitación se llenó de un aura de misterio mientras charlaban. Entre risas y comentarios intrigantes, el hombre misterioso se mostraba curioso por el cambio en el estado de ánimo de Isabel.

De repente, interrumpe el silencio el sonido insistente del teléfono de Isabel. Era su secretaria.

Secretaria: Isabel, ¿dónde estás? La abuela quiere verte ahora mismo.

Isabel: (con tono de desconfianza) ¿Por qué la abuela quiere verme? ¿Algo va mal?

Secretaria: No lo sé, pero parece importante.

Isabel se levanta de la cama y se dirige hacia el armario para vestirse. Mientras lo hace, el hombre misterioso la observa con curiosidad.

Hombre misterioso: ¿La abuela? ¿Vas a verla ahora?

Isabel: (mantiene su misterio) Sí, parece que sí. Pero no te preocupes, no es nada malo.

Hombre misterioso: ¿Cómo fue la reunión con los directivos?

Isabel: (evade la pregunta) Fue... interesante. ¿Hablaste con tus padres hoy?

Hombre misterioso: No, ¿por qué preguntas?

Isabel: No, por nada, me tengo que ir. Adiós.


Después de salir del hotel, Isabel coge su coche y se dirige a su casa para cambiarse. Al llegar, se encuentra con su secretaria, quien la estaba esperando para ir a casa de su abuela, que la quería ver por una razón desconocida.

Secretaria: ¿Dónde estabas?

Isabel: ¿Qué estás diciendo?

Secretaria: Te pregunté, ¿a dónde estabas? No me digas que volviste al hotel a ver a tu primo otra vez...

Isabel: ¿De qué estás hablando? En todo caso, ¿a ti qué te importa? —la interrumpí rápidamente y me dirigí a mi habitación para cambiarme y finalmente saber qué quería la abuela.

El camino de ida a la casa de la abuela fue bastante incómodo, ya que había una gran tensión entre Isabel y su secretaria por lo que pasó recientemente.

Isabel: Oye, ¿estás bien?

Secretaria: Por supuesto que sí, ¿por qué preguntas?

Isabel: ¿Estás segura de que estás bien? Es que noto como si estuvieras enfadada conmigo...

Secretaria: ¿De qué estás hablando? No entiendo. Yo estoy bien, ¿por qué estaría enfadada?

Isabel: Bueno, pues vale.

Por fin llegaron, la abuela estaba en su hermoso jardín lleno de preciosas flores, con una cara que preocupaba a Isabel.

Isabel: Hola, mi hermosa abuela, ¿cómo fue tu día?

Abuela: Hola, pues no muy bien, la verdad.

Isabel: ¿Qué? ¿Quién ha puesto triste a mi abuela?

Abuela: ¿Quieres saberlo, no?

Isabel: Claro que sí, abuela, venga, dime.

Abuela: Te voy a hacer una pregunta, ¿qué fue lo que hiciste en la reunión con los directivos? —preguntó la abuela enfadada, esperando una respuesta de Isabel, quien se quedó sin saber qué decir...

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⏰ Última actualización: May 18 ⏰

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