Duelo Fraternal

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Después de la pequeña charla con la tía Sofía, me dirigí hacia la esperada reunión con los directivos de la organización, o como solía llamarlos, los codiciosos lobos. Salí de mi lujosa oficina acompañada de mi fiel secretaria, y juntas nos encaminamos hacia la sala de reuniones. En el trayecto, me encontré con mi hermana Bella.

—Hola, querida hermanita mía —le saludé con un toque de sarcasmo—. ¿Cómo estás?

—Desde luego, mejor que tú no podría estar —respondió Bella con una sonrisa desafiante.

—¿Qué te pasa? ¿Acaso no te gustó el regalito que te mandé? —dije con una sonrisa en el rostro mientras me acercaba sigilosamente a ella—. Oye, hermana, he soportado tus tontos juegos infantiles porque sé que eres una niña caprichosa. Pero estoy empezando a cansarme de tus juegos. Más te vale parar, o no tendré piedad contigo. ¿Te quedó claro?

Bella se cruzó de brazos, desafiante, y respondió con sarcasmo, "Sí, me ha gustado mucho". Luego, continuó con sus palabras afiladas, "Oh, ¿qué es eso de piedad contigo, hermana? Que yo sepa, tú no tienes piedad de nadie. No tienes que hacerte la niñita buena conmigo, ya nos conocemos", dijo Bella con evidente enojo. La tensión entre nosotras creció, y en ese momento, el aire parecía cargado de electricidad. Luego, con un tono burlón, añadió, —"Ah, por cierto, ¿dónde está tu fiel escuadrón?"—haciendo referencia sarcástica a la protección aparente que la abuela brindaba.

—¡Ay, por favor! —exclame—. Es increíble que creas que necesitas la protección de la abuela— dije sonriendo—¡Bueno, ya me voy, no quiero hacerte perder tu valioso tiempo.

Sonreí mientras continuaba mi camino hacia la sala de reuniones, lista para enfrentar a los lobos codiciosos.

 


El Despertar de la BestiaWhere stories live. Discover now