El Despertar de la Bestia

La Cena de los Lobos

Hola, soy Isabel, y he decidido contarles mi historia, o más bien, mi peculiar cuento de vida. No suelo ser de esas personas que comparten sus vivencias, pero hoy me he dejado llevar por la sugerencia de mi abuela.

Todo comenzó desde mi nacimiento en una familia de mafiosos. Sí, lo sé, suena emocionante, ¿verdad? Pues déjenme decirles que la realidad es bastante distinta. Desde que estaba en el vientre de mi madre, ya sabía cuál sería mi destino. Tengo una hermana gemela llamada Bella, y la relación entre nosotras siempre ha sido complicada. ¿La razón? Bueno, resulta que al nacer primero, me quedé con toda la herencia familiar. Desde entonces, Bella ha intentado de todo para deshacerse de mí: envenenarme, apuñalarme, y otros métodos más creativos, pero aquí sigo, al frente del próspero negocio familiar.

Me describo a mí misma como alguien fría, egoísta y, sí, mala. Pero lo que no soy y no tolero son las mentiras. No me importa tener que hacer lo que sea necesario, incluso si eso implica enfrentarme a mis propios padres o a mi gemela, con tal de mantener la paz y tranquilidad que tanto valoro. La compañía no es lo mío.

—Isabela —me llama mi abuela—, baja que ya nos vamos —me avisa, esperándome junto a la puerta.

—Que sí, abuela —cojo mi jersey azul de Dolce & Gabbana, ya saben, las ventajas de ser rica.

Finalmente, llego a la puerta, donde mi abuela me recuerda la importancia de una cena familiar. Una cena que, según ella, podría cambiarlo todo. La presión es palpable mientras nos dirigimos a toda velocidad en nuestro Ferrari de última generación.

—Ay, Dios, abuela, ya lo sé —le respondo con una expresión gruñona.

En 20 minutos, llegaremos a la cena, y ya estoy mentalizándome sobre lo que tengo que decir y lo que debo evitar. La mirada seria de mi abuela me hace sentir como si mi vida dependiera de esa cena, y honestamente, en este mundo de mafia y traiciones, no descartaría que así fuera.