Capitulo 1

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Pippa

El tequila puede hacer girar la cabeza de una chica. O tal vez fuera el resultado de enterarme que mi tío había matado a su esposa.

La noticia me había desconcertado.

En los meses transcurridos desde la muerte de mi tía, la vida me había parecido congelada en una especie de túnel del tiempo
sobrenatural. Mi prima, que además es mi mejor amiga en el mundo, había perdido la voz y no salía de casa. Todo nuestro árbol
genealógico estaba sumido en el dolor. La vida se ralentizó hasta que un día todo volvió a ponerse en marcha, saltando de la normalidad a híper velocidad. Estaba tan desorientada que la cabeza me daba vueltas.

Miré mi reflejo deformado en las puertas de metal pulido del ascensor y me mordí una risita.

Sí, el tequila estaba haciendo de las suyas.

Noemi y yo habíamos bebido chupitos de Patrón mientras me contaba la verdad sobre la muerte de su madre. Lo había mantenido
en secreto durante meses, y fue increíble eliminar esa barrera que nos separaba. Para finalmente seguir adelante.

—¿Bebiendo de día? —La voz de Bishop me saludó tan pronto se abrieron las puertas del ascensor.

Sonreí ante un par de hoyuelos gemelos que eran demasiado bonitos para ser legales.

—Soy adulta —le respondí.

—La última vez que lo comprobé, aún te faltaba un año para cumplir la edad legal para consumir alcohol en Nueva York.

—Como si eso te hubiera detenido. —No hacía mucho que conocía a Bishop, pero habíamos pasado horas juntos en la boda de Noemi, y sabía que el desenfadado playboy no era de los que se preocupan por las normas. Él y yo habíamos jugado con una química electrizante, crepitando entre nosotros, bailando precariamente al borde de un peligroso precipicio.

Con la excitación y el alcohol retumbando en mis venas, me sentí impulsada de nuevo a ese precipicio al ver al hermoso irlandés. Si sus
rizos color caoba sueltos y sus ojos castaños brillantes no hacían que a una chica le flaquearan las rodillas, su mandíbula cuadrada y sus hoyuelos épicos estaban destinados a asestarle un golpe mortal. Y eso
era solo su rostro. El cuerpo perfectamente cincelado de Bishop habría hecho llorar a Miguel Ángel. Demonios, yo podría haber
derramado una lágrima o dos pensando en él.

Bishop, cuyo verdadero nombre supe que realmente era Ewan Bohanan, se comportaba con una confianza despreocupada tan
potente que tenía su propia fuerza gravitatoria. Era juguetón, intensamente masculino y devastadoramente atractivo. También había venido para recogerme de casa de mi prima, y yo estaba demasiado achispada para comportarme.

Sonrió y se inclinó hacia mí.

—Sí, pero yo hago todo tipo de cosas que tú no deberías hacer.

Me acerqué un poco más y lo miré a través de las pestañas.

—Debería darle vergüenza, Sr. Bohanan —ronroneé—. ¿No sabe que estamos en el siglo XXI? Las mujeres pueden hacer cualquier cosa que hagan los hombres.

—No estoy muy seguro que tu padre esté de acuerdo.

—Nunca me detuvo antes. —Mentira. Papá se había metido en medio muchas veces a lo largo de los años, pero ahora, yo estaba
tomando el control. Ya había empezado a buscar en secreto mi propio apartamento. Tenía toda una lista de cosas que hacen las mujeres independientes, y el Bishop Bohanan de repente parecía una oportunidad perfecta para tachar otro punto de la lista.

Tener un rollo de una noche.

Esta situación era ideal. El chófer de papá me había dejado en casa de Noemi antes de comer y no me esperaban en casa hasta la
cena. Bishop estaba buenísimo, era soltero y lo suficientemente conocido como para no ser un completo extraño. No podría haber
pedido una cita mejor.

Secret SinWhere stories live. Discover now