Gimme Love!! [Ineffable Husbands]

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Adam corría persiguiendo el punto rojo que se movía de lado a lado sin parar, era una persecución muy divertida tanto para él como para el responsable del movimiento frenético de aquel láser, Crowley soltó una risa divertida cuando elevó el punto hasta el sofá haciendo que el gato se subiera sobre las piernas del albino, lo divertido fue ver sobresaltándose al pobre joven.

— ¡Crowley! ¡Adam me enterró las uñas, ten más cuidado!

— ¡Haha...! Lo siento, ¿te dolió?

— Sí, pero no fue mucho. — Suspiró, había estado relajado leyendo mientras que el contrario se ocupaba de su mascota hasta que ambos conspiraron para atacarle las piernas.

Crowley dejó de usar el láser y se acercó a su novio, ambos estaban en un día libre por lo que no había mucho que hacer. Al estar frente al sofá, se acuclilló con tal de reposar sus manos sobre las rodillas de su novio, Aziraphale se le quedó mirando, sin comprender por qué estaba acercando su rostro a sus muslos.

— Crowley.

Ni le dio tiempo de darle algún rodillazo, el contrario fue más rápido y depositó un par de besos en la zona donde el animal había atacado inofensivamente. Por supuesto, Aziraphale cada vez estaba más rojo, había sido algo fuera de contexto y sin aviso; después de finalizado su deber, Crowley le sonrió coquetamente guiñándole el ojo.

— ¿No habías escuchado que con un beso se cura cualquier herida?

— Al menos pide permiso, Anthony.

— Dudo que me lo hubieras dado, es decir, "Ángel, déjame besarte las piernas"

— Mmm. — No tuvo otra que dejar caer su cabeza al respaldo del sofá, a un lado se había colocado Adam, quien ya estaba con el tamaño de un gato más adulto, pero eso no le quitaba lo precioso que era. Este mismo entonces, subido en el borde del respaldo del sofá, frotó su cabeza en la cabellera albina.

— Hasta Adam te pide perdón.

— A Adam lo perdono, no fue su culpa que un humano tan irresponsable le induzca a hacer tan malas acciones.

— ¡Hey!

Aziraphale acarició al animal con mucho cariño, pasando por detrás de las orejas y en su barbilla, Adam empujaba con su cabecita en gesto de querer más de esos tratos. Crowley, por su parte, se quedó todavía acuclillado frente a las piernas del de ojos celestes, teniendo que sostenerse en sus rodillas aún; pasado los segundos, quien estaba sentado en el sillón le miró con intriga.

— ¿Pasa algo, querido?

— ¿Hm? — Parecía que se había quedado ensimismado en algo pues tardó en reaccionar.

— ¿Qué miras?

— A ustedes dos, me gusta cómo le tratas, con todo el amor que a mí no me das.

— ¿Quieres que te haga cariño en tu mentón?

— ¿De verdad lo harías? — Su expresión era como si le hubiesen ofrecido un buen vino de alta calidad.

— No.

— ¡Ángel!

— No seas ridículo, no te rascaré la barbilla.

— No tiene que ser en la barbilla. — Aziraphale se quedó silencio, permitiendo que él pueda explayarse — Puede ser aquí, en mi cabeza, estoy a la altura perfecta para que lo hagas.

— ...Bien, acomódate.

El pelirrojo sonrió cálidamente y dejó de estar en la posición anterior para arrodillarse aún frente a él, posteriormente dejó sus manos a un lado y dejó caer despacio su cabeza sobre el regazo adverso, teniendo que encorvarse para lograr tal objetivo; Aziraphale rodó los ojos negando con la cabeza, a veces a su novio se le ocurrían cosas muy raras. Una vez posicionado, el albino llevó una mano hasta la cabellera rojiza de su pareja, con lentitud pasó sus dedos por sus hebras hasta tener contacto con su piel, en ese momento suspiró profundamente, si lo pensaba bien, tener la oportunidad de darle mimos eran escasos, acariciar la cabeza de alguien más alto y de pie se vería raro y muchas veces el cabello adverso era tan cuidado que tocarlo sería un pecado. De a poco iba agarrando confianza y los mimos se hicieron con más naturalidad, el de ojos miel tenía el rostro a un lado por lo que no podía saber su expresión, solo su respiración agradable le hacía pensar que todo iba bien.

— Se acerca navidad, ¿deberíamos poner el árbol?

— Conociendo a Adam, no me da buena espina. — Respondió Aziraphale, viendo por la casa si había espacio siquiera para colocar algo.

— Habría que enseñarle a no colgarse, de todos modos... — Crowley alzó la cabeza, era una expresión muy suave, difícil verlo en él siendo tan hiperactivo — El año anterior no quisiste colocarlo.

— Pasé navidad con mi hermano ambos años, no tenía sentido colocar adornos. — Se excusó, arrepentido — Pero supongo que ahora podríamos, si quieres. ¿Tú no quieres?

— Yo... — No había dejado de acariciar su cabeza, teniendo que frenar su mano y retirarla poco a poco. Crowley se interpuso y tomó su mano con ambas suyas, con tal de acercarla a su rostro y reposar sus labios sobre su dorso, Aziraphale se enrojeció — No me dejas pensar.

— Heh, recompenso tus cariños.

— Te voy a empujar con los pies, Anthony.

— Si lo haces voy a devorarte.

— ¿A-ah? ¿Cómo que devorarme?

— ¿Te hago una demostración?

La mano que tenía sujetada pronto fue nuevamente acercada a su boca, solo que mordió sin fuerza alguna uno de sus dedos, Aziraphale se resistió pegarle por lo raro que era, a veces el adverso tenía una fascinación con sus manos.

— ¡Crowley, ya basta!

— Eso significa que quieres que te devore.

— ¡No!

Aziraphale se removió quitando su mano de sus fauces, Crowley sonriendo divertido se apoyó con las manos en los costados con tal de hacerse impulso y alcanzar el rostro blanco de su novio, allí solo depositó un beso gentil. El albino solo pudo hacer puchero, estaba entremedio de sus brazos y había sido atacado de muchas formas, su rostro no podía estar hirviendo más.

— Entonces... ¿Aceptas celebrar navidad conmigo? — Fue una pregunta con un tono travieso, aun sus palabras no hubiese segundas intenciones. Estaba claro que lo decía de esa forma 

porque disfrutaba verlo avergonzado.

— Sí, sí, lo iba a hacer de todas formas. A-Ahora, dame espacio, Crowley...

— No, cielo, déjame verte rojo un poquito más.

Crowley le dio varios besos más siendo correspondido en todas las ocasiones, teniendo que separarse para preparar la cena.

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