La doctora Kang no sólo es famosa por ser la mejor de su área apesar de su corta edad, sino también por robar los corazones de sus pacientes.
Han Seojun está apunto de comprobarlo.
AU TRUE BEAUTY
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— los estudios parecen indicar que él está bien
Cuando los cinco sentidos de Han Seojun empezaban a despertar junto con él, sus ojos comenzaron a abrirse lentamente.
— ¿está segura de que su máquina no está rota? —Seojun pudo reconocer esa voz ruidosa y preocupada, vio a Seon Ho parado a su lado— por favor revise otra vez
— la maquina está bien, le aseguro que no está rota —otra voz tranquilizó, Seojun giró su cabeza en la dirección de donde provenía, justo de su otro lado— en este hospital solo tenemos los mejores equipos, así que no se preocupe, su amigo está bien
Ah, era ella
— ¿esto es el destino? —susurró débilmente, llamando la atención de los dos presentes—
— ¡Seojun-ah! —Seon Ho se lanzó sobre el menor, rodeándolo con sus brazos— ¡estas despierto! —se alejó, tomándolo de los hombros— ¿¡gwenchana, te duele algo, necesitas que te revisen otra vez!?
— sí, debe ser el destino —Seojun lo ignoró y regreso su mirada hacia la mujer parada a su lado, quien lo veía sin expresión alguna— porque seguimos encontrándonos
— ¿weh? —respondió, confundida—
— ¡Seojun-ah! —seon ho lloró, tomándolo del brazo sano— ¿¡gwenchana!?
— mi destino es caer ante ti y el tuyo es salvarme, ¿no lo crees? —sonrió—
— no, ese es mi trabajo
— mmm, está bien puedes llamarlo así—quitó la mano de su amigo de encima suyo y se acomodó, sentándose en la cama— Han Seojun, mucho gusto
— lo sé, debo conocer el nombre de todos mis pacientes
— pero, yo no soy cualquier paciente —soojin alzó una de sus cejas—
— ¡Seojun-aaaah! —el mencionado rodó los ojos al escuchar a su amigo seguir llorando— ¡Seojun-ah gwenchana!
— ¡gwenchana, gwenchana! —gritó irritado, seon ho se calló— estoy bien, ¿lo ves? No me duele nada, deja de llorar Seon Ho —el mayor asintió, haciéndose para atrás mientras se limpiaba los mocos con su chaqueta—
Soojin apretó los labios para evitar reírse, en sus años trabajando en el hospital era la primera vez que veía a un manager tan preocupado por su ídolo.
Seojun carraspeo su garganta, volviendo a mirar a la pelinegra.
— no creo que lo sepas, pero —continuó mientras se acomodaba el fleco— nosotros estamos destinados
