Epílogo

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Dos años después de pronunciar sus votos en el altar, la vida de Nozel y Azuh se había convertido en una apasionante aventura de amor compartido. El hogar que compartían resonaba con risas y la melodía alegre de su hijo Noah, una joya preciosa nacida del vínculo que los unía.

En una tarde serena, se encontraban en la terraza, abrazados mientras observaban el paisaje que había sido testigo de su historia de amor.
Su hijo, un torbellino de risas y curiosidad, exploraba el jardín con entusiasmo, llevando la chispa de la infancia a cada rincón de su hogar. Nozel y Azuh compartían miradas cómplices, deleitándose en la dicha de ser testigos de su crecimiento.

Nozel sostuvo con ternura a su hijo. Tenía el mismo color de cabello que él, pero el color de sus ojos era idéntico al de su esposa. La magia que corría por sus venas era de mercurio, al igual que la magia de su madre.

Noah cumpliría dos años en dos meses, y encontraba que era un niño muy curioso para la corta edad que tenía.

Azuh sonrió, reflejando la plenitud de su amor y la realización de sus sueños compartidos.

—Aprendimos a construir esta familia juntos, y es mi mayor tesoro.

Nozel elevó a su hijo en brazos, una expresión de orgullo iluminando su rostro.

—Son mi mayor bendición —la miró—. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar —dijo Nozel, con su mirada llena de amor y gratitud.

—Y yo a ti —respondió Azuh, con un destello de emoción en sus ojos.

Con el sol descendiendo en el horizonte, su pequeña familia se abrazaba con gratitud y amor.

—¿Qué te parece si dejamos al pequeño Noah con sus tíos Fuegoleon y Mereoleona, y vamos tú y yo a probar nuestra nueva casa en la playa? —Le propuso Azuh a Nozel, bajándose al mismo tiempo el tirante de su vestido para que él pudiese captar el mensaje.

Debido al tiempo que demandaba cuidar a su hijo, habían dejado de lado otros aspectos importantes de su relación.

Los ojos de Nozel brillaron con picardía.

—Me da terror dejarlo con tu hermana.

Ella rio divertida.

—No me extrañaría que Mereoleona se lo llevara al volcán a entrenar. ¿Crees que Noelle acepte cuidarlo?

—Desde que nació Noah le trae regalos, incluso ha venido con algunos de sus amigos para cuidarlo. Le encantará hacerlo por unas horas —apretó su mano. Luego, dejando a Noah nuevamente en el suelo, se acercó hasta su esposa, y con una mano presionó uno de sus pechos, aceptando la tentadora invitación. Azuh cerró los ojos deleitándose y se lamió los labios.

—No sé si pueda esperar hasta llegar a la playa.

—Que esposa tan impaciente tengo —le dijo con voz ronca y divirtiéndose por hacerla sufrir de esa manera.

Azuh chasqueó la lengua fingiendo molestia porque Nozel haya retirado la mano, sabría que tenía que contenerse frente a su bebé. No podía creer lo rápido que pasaba el tiempo, y su bebé... era una de las mejores bendiciones que le habían pasado en su vida. Sentir sus manitas buscando cariño, escuchar el sonido de su risa y la forma en que pronunciaba cada palabra, le aceleraba el corazón. Noah era parte de ella y de Nozel, era una gran bendición de la que estaba agradecida y sabia que sus padres, en donde sea que se encontrasen, estarían cuidándolo como lo hicieron con ella.

El futuro se extendía ante ellos como un lienzo en blanco, lleno de promesas y nuevas experiencias. Con la certeza de que su amor era la fuerza que los guiaba, Nozel, Azuh y Noah continuaban caminando juntos, listos para abrazar los capítulos inexplorados de su historia de amor. En cada risa compartida y en cada puesta de sol, encontraban la confirmación de que la vida les regalaba algo hermoso: la oportunidad de construir un futuro lleno de amor, aventuras y crecimiento compartido.



Fin

Entre Vientos Gélidos y Llamas Cautivas | Nozel Silva [Black Clover]Where stories live. Discover now