Entre Vientos Gélidos y Llamas Cautivas | Nozel Silva [Black Clover]

Capítulo 17

Había pasado un día, tal vez dos o quizá tres... no recordaba con exactitud cuánto tiempo había transcurrido desde que Eleonora me encerró aquí. Cada vez que entraba alguien a esta habitación, era para dejar un plato de comida e irse tan pronto como cumplía con esa tarea. No había tocado ni un solo poco de los platos que me dejaban. Creí que podrían estar envenenados. No tenía ni idea de cómo salir de este lugar, pero sabía que debía hacerlo ahora antes de que fuera demasiado tarde para advertir y salvar a Nozel. Para advertir a todos...

No sentía mi magia... apenas me había quedado un resto de ella, sin embargo, no era suficiente para derrotar a Eleonora. Pero, tenía que haber una salida... siempre hay una salida, sólo necesitaba encontrarla.

Cuando me cercioré por unos minutos más de que la persona encapuchada no volvería a entrar, me levanté a pasos temblorosos y comencé a palpar las paredes. Sé qué hay una fisura en medio del encantamiento de la habitación... debía cerrar mis ojos y concentrarme. En las lecciones que Fuegoleon nos daba a Leopold y a mí, nos habló de encantamientos y la forma de poder romper un hechizo. "Siempre hay una forma de escapar de ello, sólo tienen que encontrarla", nos había dicho.

Tú puedes Azuh, respira y siente la magia.

Nada, no sentí nada.

No debía rendirme, Nozel me necesita... Inhalé aire profundamente y calmé mi respiración agitada por los nervios. Me concentré y puse ambas manos en la pared.

Tic, tic, tic.

Podría jurar que se escuchaba débilmente una pequeña corriente en medio de esta magia. Fui caminando lentamente sin despegarme de la pared, necesitaba llegar hasta ese sonido.

Tic, tic, tic.

Fuegoleon siempre me dijo que para todo hay una salida, y que a veces puede costar mucho encontrarla, pero no debía rendirme. Y eso era lo que estaba haciendo ahora, yo no me rendiría. Debía agradecer que al menos estuviera bien físicamente, lo que me daría una ventaja a la hora de escapar. Mentiría si dijera que la magia no me importaba, que podría vivir feliz sin ella. Lo cierto es que, sentí que la mitad de mi esencia se fue con ella... si mi magia tuviera forma de alas, sentí como que me las arrancaron de un tirón.

De pronto, el sonido se escuchó mucho más fuerte que antes.

Continué siguiendo el sonido, sintiendo una tenue vibración en mis manos mientras me acercaba a la fisura en el encantamiento. La desesperación y la determinación se mezclaban en mi interior, recordando las palabras de Fuegoleon sobre la importancia de persistir incluso en las situaciones más difíciles.

Al llegar a la fisura, cerré los ojos con fuerza, recordando la sensación de mi magia antes de que Eleonora la arrebatara. Traté de reconectar con ese pequeño rastro que aún quedaba en mí. Con cada intento, el tic, tic, tic del sonido se intensificaba, como si la magia respondiera a mi llamado, aunque fuera de forma débil.

Concentrándome en ese vínculo frágil, imaginé el flujo de la magia moviéndose a través de mí. A pesar de no tener la fuerza completa, canalizaba lo que quedaba de mi esencia mágica hacia la fisura. El sonido respondió, transformándose en un zumbido constante.

Mis ojos se abrieron con asombro, la había encontrado. Me dirigí hacia la esquina en la que estaba anteriormente y atraje mis piernas hasta mi pecho, esperando el momento indicado para poder escapar. Entrelacé mis manos y esperé...

Repasé el plan que había formado varias veces en mi mente y me concentré en no quedarme dormida, ya que no sabía en cuánto tiempo vendría la próxima persona a dejar la comida. Con cada segundo que pasaba odiaba más a Eleonora. Y maldita sea, ella tenía razón, yo no había luchado como lo habrían hecho mis hermanos. Patética, patética, patética, así me sentía. Sin embargo, no volvería a titubear, lucharía con uñas y dientes así fuera sin magia. Yo... yo soy un caballero mágico, y si no puedo salvarme a mi misma, no podré salvar a otros. Todo el entrenamiento que tuve tiene que valer la pena. Lo tiene que valer.