ㅡEstaré encantada de que los compres, serás mi mejor cliente sin duda.

Los gatos dejaron a Soobin cuando un par de hombres en traje se acercaron hasta ellos, Sobang dejó su canasta y el menor se escondió detrás de ella.

ㅡBuenas tardes señora Choi, nosotros somos parte del equipo de construcción que el nuevo dueño contrató. Venimos a presentarle la orden de desalojo para esta semana.

ㅡ¿Esta semana? Pero me dijeron que serían en seis meses, no en estos días.

ㅡNosotros solo cumplimos con nuestro trabajo.

Los hombres se retiraron luego de una reverencia, dejando entre los cultivos a una pobre mujer que apenas podía mantenerse de pie ante la noticia, miles de cosas pasaban por su mente, tantas que la aturdieron en segundos.

Choi Sobang era una mujer de sesenta y cinco años, era diabética, mantenía la granja ella sola y con eso ganaba para darle a su nieto lo que merecía, lo que su padre no hacía, lamentablemente el dinero era escaso y se apoyó en los préstamos, al no poder seguir pagando embargaron su granja, no le alcanzaba el tiempo ni la vida, tampoco podía dejar a su pequeño solo en manos de una bestia descontrolada como su padre.

Cuatro días después Sobang se encontraba en la sala con todas sus cosas empacadas, leía un sobre que había llegado hace poco, sentía las lágrimas empapar su rostro, su pecho se comprimía con un indescriptible dolor que la llevaba al vacío, cuando menos lo sintió a su lado estaba una cabecita castaña sosteniendo su cuento favorito, Soobin le regaló una brillante sonrisa, ignorando las lágrimas para no hostigar a su abuela.

ㅡYa me despedí abuelita, también les agradecí por todo este tiempo como me dijiste.

ㅡEso es bueno conejito. La granja seguramente está orgullosa de verte crecer.

ㅡCreí que no alcanzaría a despedirme de mi familia.

Ambos llevaron su atención al hombre que estaba sentado en un banquillo bebiendo una soda.

ㅡTaesuk, ya hablamos sobre esto y por primera vez en tu vida quiero que pienses.

ㅡTe sugiero dejarlo en un orfanato mientras que tú te diriges a un asilo.

ㅡ¡Choi Taesuk!

ㅡMe pregunto si alguien querría adoptarlo siendo tan tonto, míralo, idéntico a su madre.

Soobin cubrió sus orejas para no escuchar las palabras feas que su padre decía, solo eran mentiras.

ㅡ¿Usted es Choi Sobang?

Los presentes voltearon hacia la puerta principal donde se encontraba un moreno bastante alto, llevaba chaqueta y botas. La anciana sonrió en su dirección y asintió, el moreno le correspondió el saludo y presentó su placa.

ㅡMucho gusto, mi nombre es Jung Wooyoung y estoy aquí para llevarme al infante ante una denuncia.

Sobang se había enterado de su enfermedad en un tiempo donde le era imposible mantenerse, cuidar de ella tal vez era una prioridad para seguir al lado de su pequeño, pero sentía una gran tristeza que la estaba hundiendo en lo más profundo de un pozo y no podía hacerle eso a un niño tan dulce cómo lo era Soobin, él merecía una vida plena y feliz lejos de un hogar asfixiante donde lo castigaban por derramar agua o no terminar su comida.

Su último recurso fue llevarlo en un lugar donde sabía que sería bien recibido, cuidado y tal vez amado en un futuro.

ㅡSoobinnie, mi conejito, esta será la última vez que nos veamos.

ㅡ¿Te irás, abuelita? Yo quiero ir.

ㅡLo siento tanto pero me siento muy cansada, me duele mucho mi pecho y no puedo cargarte más, quisiera llevarte pero es imposible, aquí estarás bien, encontrarás unos papitos que te amen mucho, muchísimo.

we are jaune ❀ yeongyuWhere stories live. Discover now