Donde el poseedor de unos grandes ojitos de Bambi llegó a la vida de Yeonjun y Beomgyu para ganarse su corazón y así crear un bonito color: el amarillo.
❝El color favorito de todo lo contradictorio, o del optimismo al igual que de los celos. Es el...
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Después de un largo día de trabajo, Yeonjun finalmente estaba en su casa y bastante agradecido con que sus vacaciones hubieran llegado antes como recompensa de su empeño. Al ingresar la contraseña que le permitía el paso, dejó sus zapatos en la entrada y se colocó sus pantuflas, gritando como lo hacía siempre.
ㅡ¡Estoy en casa!
ㅡ¡Estamos en la cocina!
Yeonjun frunció el ceño confundido al sentir un extraño olor en el aire, después analizó las palabras de su esposo. A paso apresurado llegó hasta la cocina donde se encontró al menor con un enorme gorro de chef y un delantal, a su lado estaba Beomgyu manchando su nariz y también usaba un delantal de ositos.
ㅡHacemos comidita para ti, por eso Tae no pudo date un abazo de vendido.
ㅡAprecio mucho ese gesto por eso vengo a darte yo el abrazo, venㅡ Dejando a Beomgyu fue hasta Yeonjun para darle un abrazo y rodearlo por el cuello, ensuciando sin querer su suéter pero no importaba.
El peligris también se acercó para darle un beso en la mejilla. ㅡBienvenido.
ㅡ¿Qué están haciendo exactamente?
ㅡVimos una receta de panqueques infladitos de chocolate en internet, decidimos intentar pero creo que nos falta práctica.
En la pequeña cesta de basura se veían algunos pedazos quemados y en el lavadero sartenes con agua a espera de ser lavados.
ㅡUstedes son increíbles, denme un momento y vendré a ayudarlos.
ㅡ¿No tendé que hace ojitos entonces?
Beomgyu le arrebató de los brazos al menor para hacerle cosquillas ㅡ¡No reveles nuestros secretos Tae!
Pero el menor estaba contento de recibir cosquillas y chocolate en su rostro por lo que no se oponía, era muy divertido.
Al final de la noche Yeonjun los había ayudado con su receta misteriosa, los tres en la sala comiendo los panqueques de chocolate disfrutando de una película infantil que a Beomgyu le gustaba; Jefe en pañales, al azabache también pareció gustarle porque la vio completa y solo cuando terminó se quedó dormido en el sillón sin haber tomado un baño.
No quisieron despertarlo, era demasiado tarde y se veía cansado así que solo le colocaron su pijama azul y lo dejaron descansar.
ㅡEstá muy meloso, intentaré limpiarlo y mañana le daré un largo baño de burbujas como le gusta.
ㅡSeguramente la disfrutará, por cierto cariño, mañana los estaré acompañado todo el día.
ㅡ¿Te dieron un día libre?
ㅡAlgo mucho mejor, me dieron mis vacaciones así que me tendrán con ustedes estos días.
Cuando estuvieron en su habitación sostuvo las manos del pálido y le sonrió ㅡMe alegra escucharlo, porque necesito contarte esta noche lo que hablamos con el abogado.
ㅡAdelante.
Durante su conversación intercambiaron distintas opiniones así como una que otra preocupación, uno frente al otro intentando mantenerse calmados sin pensar que algo podría salir mal en el futuro, por el momento debían esperar y confiar en el abogado.
Por otro lado en la segunda habitaciones donde el universo parecía estar en esas cuatro paredes, Tae abrazaba con fuerza una de sus almohadas en forma de corazón, sus expresiones eran confusas como si su sueño fuera una pesadilla.
O más bien un recuerdo. Era un sueño confuso porque veía a una mujer muy bonita que sonreía, escuchaba un sonido similar al del microondas y después vio fuego, mucho fuego y a alguien abrazarlo mientras se lo llevaba. Entre esos cortos escenarios se dio cuenta que la mujer bonita dormía tranquilamente y levantaba la mano saludándolo.
Entonces Tae solo pudo abrir los ojos y reaccionar.
ㅡ¡Mamá!
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