Al estar solo con padres inestables las balas de la depresión apuntaron y atacaron a Yeonjun de espaldas.

La ansiedad lo sorprendió cuando se dio cuenta de que su corazón se aceleraba únicamente por los chicos, algo que de niño le enseñaron que era "malo" "peligroso" e "incorrecto", una enfermedad que lo mataría.

Comprobando esas palabras en una noche de enero, cuando había sido atacado por el chico del que gustaba en ese entonces, mismo que le había gritado repetidas veces lo desagradable que era; acabando en un columpio del parque con el rostro muribundo pensando si acaso sus padres se interesarían de lo ocurrido, riendo a carcajadas entre lágrimas porque el solo pensar en la posibilidad era inútil.

Su cabeza estaba nublada de tristeza y su pecho se inundaba de un gran dolor, estaba caminando a pasos temblorosos sobre una tabla que lo dirigía a la desgracia.

Esos días se vieron distantes y borrosos cuando los pensamientos grises surgieron, cuando su respiración se debilitaba y sentía su vida irse en cada suspiro.

Pero su silenciosa llamada de auxilio fue escuchada cuando tuvo la suerte de coincidir con Park Beomgyu, un ángel que le ofrecía una mano amiga cuando su espalda resistía cuchillos y sus alas perdían fuerza.

La llegada de Park Beomgyu había causado un gran impacto en su vida, tan grande que respirar ya no era pesado.

Un día simplemente Choi Yeonjun fue un completo extraño para sus padres cuando comenzó a cocinar repentinamente, llevando grandes cantidades al instituto como si se los llevara a alguien, se le veía una gran sonrisa y su cabello había cambiado a un tono rojizo.

Ver a su hijo interesarse en su propia vida y hacer algo para cambiar los hizo verse así mismos y reconstruirse.

La lucha entonces comenzó y todos esos cristales rotos fueron reemplazados con mucha paciencia hasta conseguir ser quienes se mostraban en ese momento.

Una familia.

ㅡJunJun, ¿me ayudas?

Al lado de Yeonjun estaba el pequeño azabache sostenido un par de palillos que solían utilizar los niños, en su plato había verduras completas y carne, Tae quería que estuvieran hechos pedacitos para comerlos. Con una sonrisa el rubio partió con cuidado cada cosa, ganándose un par de ojitos brillantes por el sazón.

ㅡ¡Ah, Beomgyunnie! No le mientas a la pobre, créeme que no se molestará ante tu sinceridad.

ㅡChoi JooHeon, deja que prosiga, me encantan los halagos ¿realmente luzco como esa bonita actriz?ㅡ La azabache movía sus pestañas de forma divertida, convirtiendo la mesa en risas.

El mencionado aclaró su garganta tras un espacio silencioso ㅡEntonces ¿quién es él? Siento si preguntar no es educado pero tenemos curiosidad.

ㅡHace unos meses conocimos a Tae en la calle, él era un niño indigente que estaba desprevenido, sin comida y un abrigo, una tarde lluviosa cuando regresábamos del orfanato Beomgyu lo vio caminar por la calle.

ㅡSin pensarlo bajé del auto en movimiento para ir por él, decidimos traerlo aquí y cuidarlo, Jaeyun fue el que lo revisó.

ㅡ¿Planean llevarlo con servicios sociales?ㅡ Preguntó la azabache.

Yeonjun negó ㅡPlaneamos adoptarloㅡ Respondió.

Yeonjun negó ㅡPlaneamos adoptarloㅡ Respondió

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