we are jaune ❀ yeongyu

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Bajo la sombra de un gran árbol conocido como Ceiba por su gran copa, estaba Yeonjun junto a Beomgyu, comiendo uno de los tres postres que habían llevado, ambos veían con atención al pequeño que jugaba alegremente en la zona infantil, regresaba cada cuanto para tomar agua y comentarles con voz entrecortada por la emoción lo que veía y hacía.

ㅡ¿Crees que es su primera vez estando en uno?

Preguntó el pálido, a lo que él menor asintió, tomando una mandarina para pelarla con paciencia.

ㅡCuando lo vestía, le describí un poco más como era un parque y me contó que se la pasaba en uno similar; usaba el agua de la fuente para lavarse sus manos y rostro, otras veces para beberla, dormía en una casita cuando llovía y hacia frío. Pero creo que es la primera vez que juega verdaderamente como un niño. ㅡ Al terminar de pelar la fruta se la pasó a su pareja, que agradeció y comenzó a comer.

ㅡMe consuela verlo ahora disfrutar de estas pequeñas cosasㅡ Beomgyu estuvo de acuerdoㅡ No sé si recuerdas cuando éramos novios y tu querías ser rebelde, fuimos a un parque parecido en una tarde lluviosa en la zona de los columpios, enfermamos pero aún así reímos como locos.

La pequeña risa de Beomgyu lo hizo sonreír de igual forma, recordando ambos perfectamente esos tiempos; adolescentes que no querían pensar en el futuro, escapando de los problemas que los esperaban para seguir atormentando sus mentes, de sus padres, de ellos mismos tal vez. Simplemente viviendo.

Ver a Beomgyu era ver su pasado, su futuro y su amado presente, ahora junto a Tae.

ㅡYeonjun ¿En quién piensas que te perdí por un momento?

ㅡEn ti, siempre en tiㅡ Dijo sinceramente, apreciando el sonrojo en las mejillas contrarias. Ante sus palabras se ganó un beso con sabor a jalea de fambruea.

Se dieron una mirada más cargada de cariño antes de volver su atención al niño.

Tae los había visto antes con curiosidad y sus mejillas se habían colorado de vergüenza cuando vio el beso, tenía entendido que las personas que se querían se daban besos, así como ellos que estaban casados, eran adultos y se amaban se daban besos con consentimiento, algo así le había entendido a JunJun cuando le preguntó porqué se comía a Bomi, él adulto se había reído pero luego le explicó.

Cuando había bajado del resbaladero frente a él había aparecido un cachorro café de cabello rizado, el canino movía su cola animadamente y parecía querer jugar, Tae lo saludó y empezó a correr con el perro yendo detrás de él, alejándose de los juegos.

En su carrera mantenía la mirada atrás, donde estaba el cachorro y cuando la devolvió al frente se topó con la gran raíz de un árbol, su primer impulso fue poner las manos, una mala idea por cierto porque terminó dando una vuelta de gato logrando lastimar sus manos, raspar sus rodillas y ensuciarse claramente.

Cuando Tae había empezado a correr un grupo de bicicletas pasó frente a la pareja, ocultando lo que estaba pasando y confundiendo al niño con otro que paseaba dentro de un túnel.

Tae llevó su vista a sus manos donde habían gotas muy pequeñas de sangre, su ropa tenía tierra, sus labios formaban un mohín triste porque dolía. Lastimarse siempre iba a doler, algunos fragmentos de recuerdos vagos llegaron a su cabeza, lo más fuertes eran de cuando vivía aún en la calle.

ㅡMi niño, déjame ayudarte.

Ante el sol de la tarde y su vista nublaba por las lágrimas, el menor sorbió por la nariz, llevando su atención a la mujer frente a él, aturdido por sus recuerdos mezcló por un momento la realidad con ensoñaciones.

ㅡ¿M-mamá?ㅡ Pero lo había dicho tan bajo que no fue ni escuchado.

ㅡCielo, creo que ya es hora de irnos, encontré a Hobak, además llevamos desde medio día y... ¿Cielo?ㅡ Al lado de la mujer apareció una segunda figura, esta vez un hombre pálido de ojos pequeños y azabache.