𝗟𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮𝘁𝗲𝗴𝗶𝗮

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Al final nos vestimos y descansamos un buen rato.
Yo dormí un poco, y Tom leyó un libro mientras esperábamos para la comida.
La siesta me revitalizó. No era que no hubiera dormido nada, pero todo lo que había pasado, realmente me dejó exhausta.
Seguramente todos vieron la transmisión del desfile, y todo el distrito estaba orgulloso. A excepción de Shimmer y mamá.
Si jamás me hubiera ofrecido voluntaria. Ahora yo estaría comiendo con Shimmer, viendo la repetición del desfile. Criticando los ridículos atuendos de los demás distritos.
Pero seguramente Tom y Taylor hubieran sido elegidos, y yo me hubiera ofrecido para ser su mentora.

De todas maneras, estaría aquí en el Capitolio.
Aunque dudaba si hubiera hecho un buen trabajo como mentora.
Tenía que ver morir a uno de ellos, sacrificando al otro. Lo mejor que pude hacer fue ofrecerme voluntaria.
Había salvado a Taylor, y salvaría a Tom, me sacrificaría por los dos y todo saldría bien.
Pero seguramente sería difícil para Taylor ser nuestra mentora, pues estaba en la misma situación que yo quería evitar.
Claro que preferiría salvarme a mi, nos conocíamos desde hace mucho, y Tom solo era mi novio, pero siendo tributo, no permitiría que los patrocinadores fueran solo para mi.

Pronto, el sonido de la puerta abriéndose me despertó, y escuché la chillona voz de Sweeney hablar con Tom.
No distinguí de que hablaban, pero sólo oí la voz serena de Tom responderle.
Su voz era tan relajante, me hacía sentir segura.
Estaba dispuesta a dormir de nuevo, pero sentí la mano de Tom tocarme la mejilla.
Abrí los ojos lentamente, encontrándome con él.
Al parecer ya era hora de comer. Así que nos levantamos de la cama para salir de la habitación.
Estaba hambrienta, había comido muy poco en el desayuno, y necesitaba comer más si quería aguantar en la arena.

Eso me había pasado durante mis primeros juegos. Me llegaba comida, Tom siempre se aseguró de tenerme patrocinadores para saciar mi apetito, a pesar de que sabía cazar.
Pero yo usaba la comida para otros motivos. Gracias al libro de plantas que mi madre tenía, sabía que bayas eran venenosas y cuales no.
Ese libro era una completa reliquia, incluso las paginas estaban algo desgastadas, y la tinta era a penas visible, pero me las había arreglado para leerlo al derecho y al revés.
En casa no teníamos muchos libros, ni cosas para entretenernos, y esa era la cosa más entretenida que teníamos ahí.

De alguna manera me había ayudado. En mi arena había mucha vegetación, y cuando estaba en la sección de la jungla, había muchísimas cosas que usar.
Si sentía que alguien me seguía el paso, y yo tenía comida caliente. Le agregaba algunas bayas y la dejaba en el contenedor del paracaídas.
Muchos tributos murieron así por mi culpa, pero yo no quería morir.
Así que en la arena, no comía mucho, y racionaba la comida como podía.
Afortunadamente, había dado atracones de comida durante mi estadía. Nunca había sido de complexión fornida, siempre fui delgada, así que comer mucho siempre me mantenía viva, o al menos lo hizo en los juegos 72.

Out Of The WoodsWhere stories live. Discover now