7. Universo oscuro

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Esa tarde después de clases, Moon llamó a Samantha. Fueron unas dos llamadas y ambas no fueron contestadas. La preocupación que percibió en su amiga fue motivo de preocupación propia. Se había ido tan de repente, pero así es ella, igual que las estrellas fugaces.

Pasó la tarde estudiando en la biblioteca de Everest, pero sus pensamientos estaban nublados, y entre esa neblina estaba Samantha como una luz que se alejaba cada vez más de su universo.

Rápidamente tomó la decisión de dejar de pensar en ella. No era posible que gustase de su amiga, eso sólo era un pensamiento ajeno a la realidad que había creado producto de que la había extrañado tanto tiempo.

Pensar en eso fue lo mejor para Moon, quién se sintió hasta aliviada al pensar que en realidad no le gustaban las mujeres. Luego tomó su apunte y comenzó a leer. Ya no estaba nublada, comprendía muy bien lo que había que hacer.

Llamada entrante de Samantha.

No lo contestó enseguida. Esperó dos beeps pero luego pensó que podía ser importante y se arrepintió de hacerla esperar. Contestó.

—¿Samantha?

—¡Hola, Moon! Disculpa por no contestarte antes y también por irme de esa manera de tu departamento. ¿Nos juntamos en mi casa hoy?

—Ah, yo... ¡Me encantaría! Pero tengo que estudiar...

—Oh... —se escuchó decepcionada—. Está bien, te veo otro día. ¡Suerte en tu estudio!

Llamada finalizada.

Moon quedó un momento perpleja, sin saber reaccionar adecuadamente. No comprendió porqué se había negado a estar con ella y conocer su casa.

¡Samantha me había invitado a su casa! ¡Y la rechacé!

Pensaba Moon, con desgracia.

Pero entonces entendió el porqué. Tenía que alejarse de ella. Sí, eso es lo que haría. Pensar en Samantha Wood todo el día no era bueno, sobretodo porque ella sólo la veía como una amiga que abrazaba y luego se iba con su novio al cuál besaba y se amaban completamente.

—¡Ay, aquí estabas, nena! ¡Te estábamos buscando!

La voz altanera de Rose la obligó a salir de sus pensamientos y mirar en su dirección.

Venían sus compañeras de carrera hacia ella. La invitaron a escaparse un rato del estudio y pasar una tarde agradable en el centro comercial. Esta idea resultó atractiva para Moon, quién estaba exhausta de sus propios pensamientos y anhelaba compartir con personas que la obligasen a aterrizar a tierra y no perderse en su propia mente traicionera.

Habían entrado a varias tiendas distintas de ropa. Moon comenzó a divertirse. Cuando era niña parecía ser un repelente para las otras niñas, a excepción de Samantha. Pero sin ella, todas la excluían y eso la hacía sentir triste. Rara. Como si estuviese defectuosa y todas lo supieran, alejándose de ella.

Ahora no era así. Estaba rodeada de cuatro chicas que estaban junto a ella, haciéndola reír y comportándose como adolescentes que alguna vez fueron.

Ya no era la chica rara.

Pasaron casi toda la tarde viendo productos que no comprarían. Reían y disfrutaban del momento. Luego, a una de ellas se le ocurrió la fantástica idea de terminar la aventura universitaria comiendo helados. Así fue. Moon se pidió uno de chocolate y crema azul que le fascinó.

Estaba riendo con sus compañeras cuando siente una mirada a lo lejos. Samantha estaba con unas bolsas de compra caminando por el pasillo, con una mirada de decepción.

Conexión Galáctica [Girls Love]Where stories live. Discover now