LX. Ambulantes

Depuis le début
                                    

Oh...

"Estas celoso de que le muestre cariño a alguien más que no eres tú".

Las palabras de Rin resonaron en su cabeza y Obito negó disgustado consigo mismo. No, la única forma de tener celos de alguien es cuando asumes que perderás algo que es tuyo, que es tu propiedad. Jin no era suya ni su propiedad, era solo su amiga, la persona que lo cuidaba y le cocinaba delicioso, que se preocupaba por él, lo mimaba hasta las nubes y... Obito miró la espalda de Jin fijamente, el brazo del chico rubio abrazándola por la cintura baja y su mente inevitablemente se dirigió a esa noche candente que compartieron bajo la luz de la luna y besos descuidados.

Jin era suya, sus gemidos, sus suspiros, la forma en que gimotearía casi entre sollozos, como soltaría pequeños quejidos y maullidos porque su polla era demasiado grande, como soltaría pequeños aullidos entre mezclados con lloriqueos de sobreestimulación... como su cuerpo respondería únicamente a su toque, la forma en que ella lo envolvería, sus besos, sus labios, sus ojos, su expresión... ella era suya, le pertenecía, ella es quién le dijo que lo amaba, ¡Ella fue quien le dijo que lo amaba, ella es quien le dijo que era suya, ella...!

Obito negó frenéticamente mientras se agarraba el cabello con fuerza.

¡No! Jin estaba borracha, ella no estaba en sus cabales, seguramente lo dijo pensando en alguien más, en otra persona a la cual amaba, alguien que realmente valía la pena, un hombre guapo, que la sepa valorar y cuidar, que la proteja de la adversidad y le de todo el amor que necesite, no alguien como él, alguien roto, alguien feo, un monstruo en piel humana, la destrucción y ruinas en forma de un hombre...

"Me gustas".

Obito se detuvo y miró hacia la nada, su corazón apretándose ligeramente al recordar el rostro de Jin confesándose, sus mejillas estabas ligeramente sonrojadas, sus ojos brillando con anticipación, una pequeña pizca de esperanza de que él correspondiese a sus sentimientos...

Obito tragó en seco.

Él... ¿Realmente merecía amar? ¿Alguien a quien amar? ¿Alguien que lo ame?

No, la respuesta era tan simple que dolía.

No lo merecía, hizo tantas cosas horribles en nombre de una paz falsa, provocó la destrucción mundial por el capricho de no querer soltar, de intentar creerse un salvador que no existía. Su presencia, su existencia, solo creó caos y muerte por donde pasase, no hay forma en que un ser tan miserable y rastrero como él pudiera merecer siquiera una pizca de felicidad en su asquerosa vida de mierda, porque él simplemente no era una buena persona, porque él era una basura de persona.

Uchiha Obito era una persona profundamente egoísta, enraizado con una marcada paranoica fatalista, un nihilista que reduce este mundo a la nada misma. Arrogante sin precedentes, cegado por su gran poder inherente ganado a través de la maldición del odio grabada en su alma, un asesino despiadado que siente la necesidad ferviente de mostrar su agresividad sin límites como una especia de bestia rabiosa que no conoce la moderación.

Es un meticuloso y calculador maestro de la manipulación, minucioso de que cada parte de su plan salga a la perfección, una persona cruel y rastrera que no dudaría en utilizar hasta los medios más inescrupulosos para lograr sus objetivos. Su alma está tenia del negro más oscuro, en su ser no existe la luz más que su propio egoísmo.

Hacer algo y arreglar sus errores del pasado en esta realidad o es más que un mero capricho, una forma de intentar consolarse a sí mismo, todo lo que hace, simplemente es pensando en él, un bastardo que no piensa en los demás y los ve a todos como seres inferiores...

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant