Epílogo

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Mientras Ohm lo miraba, Fluke acostó al bebé, Pietro.

— Nuestro hijo tiene una mirada de inteligencia — comentó su marido con satisfacción.

Fluke intentó no reírse, porque aunque era el orgulloso padre, le parecía que su hijo era muy normal. Pietro tenía apenas tres meses de edad y era un bebé tranquilo y alegre que comía cada vez que le ofrecían alimento y que dormía a la misma hora todos los días. Era muy tolerante con un padre al que le gustaba sacarlo de la cuna a horas intempestivas y que estaba acostumbrado a viajar.

Habían pasado diez meses con mucho movimiento desde la noche en que él le había dicho que su primer hijo estaba en camino. Fluke había tenido un embarazo sin complicaciones y Ohm lo había apoyado mucho durante esos meses. Sin embargo, otros lo habían pasado bastante mal.

Miles se había enfrentado a juicio dos veces, primero por los cargos relacionados con las drogas y después por robo y otros delitos de cinco años atrás.

El hermanastro de Fluke estaría en la cárcel durante mucho tiempo. Steven Natouch tenía que cumplir una condena más corta, pero contaba con el apoyo de su familia.

El sistema legal había admitido que se había cometido un error en el caso de Ohm, que al fin había tenido la satisfacción de ser reconocido públicamente como inocente.

Desde aquel día se había quitado un peso de encima que le había permitido dejar atrás el pasado infeliz.

En cuanto al primer libro del abuelo de Fluke, se había publicado con críticas muy favorables, convirtiéndose en un bestseller. Durante todos los años que Hunt O'Brien había pasado encerrado con la excusa de que estaba escribiendo historia, en realidad había estado dedicado a crear un mundo de fantasía basado en las leyendas y los mitos celtas. Todavía se tenían que publicar siete libros más y el contable de Hunt había pronosticado que su cliente sería millonario antes de llegar a su siguiente cumpleaños. Los cazadores de autógrafos merodeaban a veces por los alrededores, pero el famoso escritor raramente estaba en el castillo, porque él y su mujer habían redescubierto la pasión por los viajes.

Aparte de todas esas emociones, la vida en Ballybawn y en Villa Contarini se desarrollaba como siempre, aunque desde que se había ampliado la familia, había muchas más visitas. Mientras Fluke y Ohm bajaban las luces y salían del cuarto del bebé, él lo apretó contra él y reclamó un prolongado beso de pasión que lo hizo estremecer.

— He preparado una sorpresa — dijo él.

— ¿Cuál? — Fluke estaba luchando por recuperar el aliento, porque su marido no había perdido la capacidad de hacer que incluso le fallaran las piernas.

— Esta semana dejaremos a Pietro al cuidado de su eficiente niñera y nos iremos a la isla... Solos tú y yo... y la arena, bello mío — dijo con voz sexy.

Fluke se apoyó contra su cuerpo musculoso.

— Lo de la arena me da igual... ¡Pero lo de tú y yo solos suena estupendo!

— Te amo — dijo Ohm.

Fluke aún estaba sonriendo cuando él lo volvió a besar.




Y colorín colorado esta saga se ha acabado. Espero que la hayan disfrutado tanto como yo.



Un ángel con deseo de venganza   (4° Historia enlazada Con Algo más que deseo)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant