Capítulo 5

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Sorprendido, Fluke lo miró con ojos cálidos y vulnerables.

«Estaba loco por ti».

Como si fueran algo mágico, esas palabras habían desatado una avalancha de esperanza y felicidad y se habían llevado toda la amargura.

— Te he estado deseando desde que entraste en mi oficina el mes pasado, caro mío —admitió Ohm.

Fluke sintió que se derretía. Él se sentó en la cama a su lado y volvió a abrazarlo, haciéndolo sentir como un muñeco.

— ¿Es esto real? — preguntó Fluke.

Él introdujo una mano en su cabellera de brillantes rizos, le echó la cabeza hacia atrás y lo observó con sus intensos ojos dorados.

— He soñado con esto tantas veces que no puedo creer que sea real...

— Pero sí que lo es... — reuniendo el valor necesario, Fluke le acarició tímidamente una mejilla con la punta de los dedos. El corazón se le aceleró de tal modo que comenzó a temblar.

— No... Tú, yo y una cama nunca puede ser algo real — bromeó Ohm. Giró la cabeza para atrapar uno de los dedos de Fluke con los labios y lo chupó con una intención tan erótica que él se sobresaltó. Ohm vio sus ojos abiertos como platos y se rió. — Creo que te voy a sorprender esta noche.

Fluke sintió como si el tiempo hubiera dado un salto hacia atrás, devolviéndole al hombre que aún podía ser tierno. No podía apartar la mirada de su rostro. Él posó los labios en su garganta, donde podía sentir los latidos de su corazón. Saboreó la piel delicada y encontró puntos eróticos que él ni siquiera sabía que existían. La cabeza de Fluke cayó hacia atrás mientras todo su cuerpo se estremecía al responder a las caricias. Hundió los dedos en el cabello de Ohm, respirando con dificultad. Fluke se puso tenso al darse cuenta de que él había desabrochado los botones ocultos en el pijama. Ohm levantó la cabeza y lo besó con una urgencia apasionada. Después lo puso de pie frente a él. Con manos seguras deslizó el pijama hacia abajo. Él se ruborizó y cruzó los brazos ocultando su desnudez con un gesto instintivo.

— Per meraviglia... — Ohm le tomó las manos y le apartó los brazos, estudiando su cuerpo. — Eres mi fantasía.

Cubrió su pecho con la palma de las manos y vio que se pegaba contra él. Fluke dejó escapar un gemido y se apretó contra sus manos, atormentado por el dolor punzante de sus pezones. Él inclinó la cabeza y cerró la boca alrededor de uno de los pezones, haciéndole sentir un dulce tormento de sensaciones. Fluke podía sentir que su cuerpo se escapaba, impaciente y libertino, preparado para perder el control.

— Ohm... — él levantó la mirada y lo observó con sus ojos dorados. — ¿Esto va a significar algo para ti?

Se oyó a sí mismo hacer la pregunta aunque no quería hacerla, e inmediatamente deseó no haber pronunciado ni una sola palabra. Ohm entornó sus ojos brillantes, lo abrazó de nuevo y lo reclinó sobre los almohadones.

— Significa mucho más de lo que puedes imaginar, caro.

Eso no quería decir nada y Fluke lo sabía, pero Ohm deslizó una mano bronceada por el muslo de Fluke para distraerlo. No pudo evitar atraerlo hacia él para besarlo de nuevo en los labios, y en ese momento comprendió lo que era el deseo: toda la precaución, todo el orgullo sacrificado en la esperanza de que después surgiera algo mejor.

— Todavía eres mío... por eso — dijo con seguridad abrasadora.

Saltó de la cama con un movimiento elegante y comenzó a desabrocharse los vaqueros. Fluke, consciente de sus defectos estando desnudo, se cubrió con la sábana.

Un ángel con deseo de venganza   (4° Historia enlazada Con Algo más que deseo)Where stories live. Discover now