Capítulo 18

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Las cosas para Ming empezaban a sentirse normales nuevamente, normal teniendo en cuenta como su vida era antes, la cual le parecía realmente aburrida en comparación a todas las aventuras que vivió desde que su panda apareció, incluido Jin, el amor de su vida, quien más lo apoyó en la lucha por aceptar a su bestia interior.

Fue un recuerdo fugaz, pero mientras observaba la hoja de su presente exámen, no pudo evitar recordar aquellas veces en que Jin le pasaba papelitos con mensajes tiernos, algo que extrañaba muchísimo.

Ella levantó la mirada, la maestra estaba al frente observando a todos.
Ming volteó hacia su derecha, fijándose en la otra esquina del salón, encontrándose con él, Jin.

Pese a que ya había transcurrido un tiempo desde que ellos se separaron, un par de meses solamente, su pecho se apretaba de la misma forma que al principio cada vez que lo veía.

El dolor que provocaba el tener que ignorar su existencia, y darse cuenta como él trataba de hacer lo mismo cada vez que se encontraban, era un sufrimiento terrible.

Ming empezaba a creer que, Sun Yee estaba jugandole malas bromas, pues sentía que se cruzaba con Jin con demasiada frecuencia, generando momentos incómodos y dolorosos.

Pero ambos podían notar como en el otro existía esa latente necesidad de hablarse, de abrazarse, de sentirse cerca del otro, donde saben que pueden estar seguros.

Ming notaba como cuando pasaba cerca de él, volteaba la mirada y fingía no verla, ella hacía lo mismo, todo generando en ambos una tensión que sentían a kilómetros.

Sin embargo, ocurrió algo inesperado para Ming un día en que estaba intentando concentrarse en una clase de física, mientras la maestra hablaba, el aburrimiento le ganó y volteó hacia otro lado, un lugar aleatorio, o eso pensaba, pues de pronto se encontró con la mirada de Jin.

Y al caer en cuenta de lo que ocurrió volteó la mirada rápidamente, sintiendo como su corazón se aceleraba, pues no se habían mirado a los ojos en bastante tiempo.

Pero al voltear nuevamente hacia él, ahora de una forma más disimulada, pudo notar en sus ojos una tristeza que solo ella podría reconocer, unos ojos tan lastimados, y aquello solo podía hacer sentir culpable, pues había herido a la persona que amaba, ¿Es una mala persona? No lo sabe con exactitud, pero sí sabe que lo lastimó y que jamás podrá perdonarse por eso.

Los días se volvían monótonos para Ming, pues para intentar encontrar una manera de desviar su dolor interno, hallar la forma de contenerlo, hacia varias cosas en su día a día, leía, escuchaba música, estudiaba, caminaba, incluso hacia ejercicio para mejorar su forma física.

Pero esto, que le funcionó al principio, empezó a volverse en una rutina agotadora que solo la estresante aún más, simplemente se sentía sin motivación.

Ni siquiera cuando su cumpleaños 16 llegó pudo sentirse feliz de forma sincera, mostró una sonrisa falsa ante sus familiares, tratando lo mayor posible por evitar el dolor que estaba sintiendo.

Y podría engañar a todos, menos a si hermana mayor.

Helen era quien más la había apoyado desde que abandonó a su panda y a Jin para enfocarse en ser la mujer que Wu quiere que sea, algo que ella ha sabido siempre que está mal, pero que su madre ha logrado meter en la cabeza de Ming de forma en que ella crea que su única motivación en la vida debe ser cumplir con sus expectativas, algo realmente triste, que ella pudo evitar, pero que parece que su hermana menor no.

Es por eso que Helen no tomó el control del templo al cumplir los 18 años como se tenía previsto, pues, ella le causó muchos problemas a Wu también, al punto en que decidió que la sucesora sería Ming cuando cumpliese la mayoría de edad.

Turning Red: La Adolescencia de MingWhere stories live. Discover now