SEGUNDO PRÓLOGO

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Me llamo Rachel, tengo treinta años y soy, por orden de talentos: guardiana de historias, friki y lesbiana. Nunca he tenido pareja, una aventura, ni siquiera un maldito idilio romántico (lo que tengo entendido que ocurre en el 96% de las relaciones lésbicas).

A pesar de eso, a los veinte años ya era todo un compendio de historia cinematográfica lésbica y literaria (entiéndase fanfics) e inmersa en cualquier plataforma que proporcionara contenido con el que aliviar mi necesidad de sublevación femenina.

Siempre atenta a las últimas noticias del mundo mediático, ponía todos los sentidos para saber quien había salido del armario, solo para confirmar que había acertado desde el principio. (No creo haber sido la única en pisparse de los ademanes de Kristen Stewart en Crepúsculo).

"Todo eso está muy bien, Rachel, pero mucha teoría y poca práctica", me decía en las cada vez mas constantes situaciones libidinosas en soledad. Es muy probable que haya sido un poco torpe a la hora de interactuar con mujeres, pero ¿Tanto como para estar mirando el techo preguntándome por qué demonios me lo monto más con mi almohada que con seres humanos?

Decidí entonces retroceder, examinar los acontecimientos de mi vida amorosa (o la falta de ella) empezando por mi niñez, siguiendo por la adolescencia, post-adolescencia, juventud, adultez y madurez.

¿Qué es lo que pasa cuando me gusta una mujer? ¿Y cuándo a una mujer le gusto yo?

Bienvenidas, bienvenides y bienvenidos a éste continuo ensayo y error lésbico que es mi vida.

Una lesbiana desubicada: Treinta años de ensayo y errorOnde as histórias ganham vida. Descobre agora