¡Pomni no te enamores! - [ Jax x Pomni ] Circus digital

Capitulo 26

Jax.

Continuó en la misma jaula de mierda, me he dado cuenta que estaba un tanto occidada por lo que supuse que era bastante vieja y que Caine era un vago por nunca cambiarla, al mismo tiempo, sorprendido, su estado era horrible y aún así me mantenía cautivo y no tenía manera de escapar.

Mi sonrisa había sido eliminada de mi rostro una vez que había despertado en este lugar, puta madre, este lugar me tiene hasta los cocos.

En este momento, me encuentro en la segunda etapa.

Primera etapa: Tiste, pipipi.

Segunda etapa: Me lleva la verga.

Tercera etapa: Quemar la casa de Caine, meterle cuarenta apuñaladas por la cola, patear a su abuela y quemarle la casa por segunda vez, por si las moscas.

En serio estaba considerando hacerlo, pero claro, estoy encerrado y no hay mucho que pueda hacer.

La habitación en la que estaba seguía siendo oscura, los únicos sonidos existentes seguían siendo mi respiración junto con los latidos de mi corazón. Suspiré y traté de pensar en otra cosa que no sea patearle la abuela a Caine.

Y en eso, vuelvo a mencionar el nombre de Pomni en mi mente, supongo que en momentos como esté, recordarla podría mantenerme cuerdo.

Eso hice, pensé en la primera vez que nos conocimos, con una pequeña sonrisa leve, recuerdo que aquella vez la había sostenido en mis brazos pero al rato la tiré y la aparte de mi. Si volviera a estar en ese momento, con lo que sé ahora, creo que nunca la hubiera soltado.

No estaba seguro de que hora era, pero posiblemente era de noche y podría darme una idea, entonces, cuando sea de mañana volveré a ver a Caine, lastimosamente, no podré hacer más que decirle algunas cuantas palabras malsonantes.

De repente, me levanto del suelo al escuchar el sonido de una puerta rechinando.

— ¿Quién está ahí? — Pregunté, Observando como la puerta se abría lentamente.

— Hola, Jax. — Me saludó Kinger — Así que, ¿Esta es tu nueva madriguera? — Bromeó la pieza de ajedrez.

— Jaja, que chistoso. — Contesté — ¡Sácame de aquí! — Rogaba, detrás de los barrotes.

Kinger, sólo seguía mirándome desde la puerta, en poco tiempo, el caminaba hasta donde estaba yo.
No tengo idea de que podría estar haciendo acá o qué pretendia pero tenía la esperanza de que me sacará de este lugar.

— Te haré preguntas y dependiendo de lo que me respondas, te ayudaré. — Me propuso, Kinger, con la misma tonalidad de siempre  — ¿Qué te parece la idea? — Preguntó.

— Una @#?! — Respondí, cortesmente.

— Tranquilo. — Pidió Kinger un tanto asustado y tembloroso — Estoy tratando de ayudarte, sabes que no debería estar aquí ¿Verdad?

— ¿Y por qué me ayudarías? — Pregunté incrédulo, aún con las ganas de escaparme de la jaula.

— Porqué... Zobble me lo pidió. — Respondió Kinger, con honestidad.