𝘼𝘽𝙍𝙄𝙂𝙊

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Refunfuñando, apagó la alarma de su celular

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Refunfuñando, apagó la alarma de su celular. Se sentó en su cama y, de un bostezo, estiró su cuerpo para poner en marcha sus músculos.
Se levantó de su cómoda cama y se dirigió al baño.

Su percepción del tiempo era personal; se sentía lento, aburrido, siempre ideándoselas para hacer que el pelirrojo demostrará su impaciencia en su contra. Era alguien malhumorado si hablaban de 'tiempo', después de todo, no guarda buenas experiencias al captar esa percepción. Pero ayer en la noche todo fue diferente.

Lo que haya pasado en la noche anterior le hizo ver el tiempo de otra manera. Ahora iba rápido; quería frenarlo y contemplar mejor el panorama creado. Sentía un revuelto en el estómago por el siempre hecho de pensar que algún día ese tiempo se terminará, que tenía que actuar rápido si no quería desperdiciar el tiempo.
Pero incluso el mismo tiempo le enseñó a no ser impaciente, a que las cosa tiene su "por qué", "para qué" y "en el momento qué", todo sea para una sola conclusión en su vida, desde entonces, todo va con calma.

Después de alistarse, salió de su apartamento a la cochera del edificio. Su Bentley no tenía ni un solo rasguño, estaba orgulloso de eso.

Se tomó con calma el camino directo a su trabajo, escuchando música de su agrado en su auto. Era primera vez que no renegaba en algún atasco, o en el mal comportamiento de otros conductores. Crowley solo seguía su camino tarareando las mejores canciones de Queen que emitía la radio.

Al llegar, una figura conocida descansaba recostada en una de las paredes de la florería. Con la incertidumbre manejando por su cuerpo, estacionó su Bentley en la cochera del local y se dirigió a aquel chico.

—¿Qué haces tan temprano aquí? —preguntó desconcertado.

El chico de cabellos plateados guardó su celular en su chaqueta y miró de reojo a Crowley, quien jugaba con las llaves del local en su mano derecha.

—Vine a trabajar.
—¡Son las sssiete de la mañana! —siseó reclamando—, ¡aun ni abrimos!
—Pues deberías de aumentar mi sueldo por tal puntualidad.
—Deberías de estar en la universidad a estas horas.

Furfur miró a otro lado, como si algo le incomodara.

—¿Puedo preguntar?

El chico negó con la cabeza.

—Fue ella, ¿cierto?
—¿Hell? —alzó una ceja—. No, claro que no. Solo tuve una pelea con otro grupo de la universidad, los maestros se enteraron y me suspendieron, pero estoy haciendo la pinta de que estoy yendo a estudiar para que mis padres no me entierren vivo.

Crowley quería reírse de la situación, pero ahora que lo veía bien, Furfur tenía el ojo derecho un poco hinchado y el labio roto. Todo bien camuflado bajo maquillaje. Así que se limitó a abrir la puerta de la florería.

 Así que se limitó a abrir la puerta de la florería

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𝙴𝙽𝚃𝚁𝙴𝚃𝙴𝙽 𝙼𝙸 𝙵𝙴 | 𝘎𝘰𝘰𝘥 𝘖𝘮𝘦𝘯𝘴Where stories live. Discover now