36. The Final Show.

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¿Este es el final? Pero...

¿Por qué se desató una nueva guerra?

Narrador en tercera persona.

El piso tembló. Las grietas se expandieron por la tierra. El cielo se oscureció y el aire ahora se sentía pesado, dando a entender que algo se aproximaba, algo que alertó los sentidos de Amunet, y puso a la defensiva a Asmodeo. Por supuesto, después de más de un mes escapando de la realidad, ya era lo justo que descubrieran donde estaban después de miles de investigaciones hechas por los guardias de Baltazo y Eros.

Lo cierto era que, mientras Amunet y Asmodeo lidiaban con los problemas desarrollados por la corona y por los temas de sus poderes, Baltazo al pelear con Arioc fue inteligente y se unió con Eros, dándole una charla emotiva de que quería encontrar a su hermano cuando sus intenciones eran todo lo contrario, ya que el rubio se había transformado en otra persona por los celos, la obsesión y la avaricia. Ahora el hermano de Asmodeo quería robar el trono y quería tener a Amunet de trofeo por cuestiones de venganza.

Se había llegado a un punto tan egoísta y macabro que Baltazo hizo todo para manipular a Eros, incluso divagó en su mente y lo estudió hasta el punto de tener un poco de cercanía con lo que ahora era una pieza importante para el reino, porque si la reina Amunet estaba desaparecida, los cargos y las responsabilidades iban al rey consorte debido a que su hermano no estaba lo suficientemente capacitado.

Caín fue un problema gigante para el reino. Porque él no quería encajar. El no quería seguir entrenamientos ni mucho menos órdenes, incluso en un arranque de rabia luchó con un ancestro, arrancándole parte de la piel de su rostro. Fue algo salvaje y huyó, pero debido a que ahora la magnitud del poder de Amunet estaba en ella, el se iba desgastando con facilidad y cada ataque de rabia robaba su energía, así que en parte al final se rindió y aceptó la ayuda de los ancestros, convenciéndose de que la corona lo ayudaría.

Amunet sometida en sus pensamientos habló con Asmodeo semanas atrás sobre la corona, pero no se llegó a nada concluso porque ninguno se la puso debido a que faltaba algo, había un cabo suelto que no habían resuelto. No sería fácil, no era solamente ponerla, implicaba más que eso.

Sin embargo, pese a las discusiones, lograron mantener una buena relación después de todo y las ideas de tener hijos no fue tan grave de mencionar. Asmodeo lo deseaba. Deseaba su mundo con Amunet. Sus hijos, todo.

Amunet hace mucho había dejado de cuidarse con métodos anticonceptivos pero no había señal de nada. Estaba con miedo, si, pero en su corazón también lo anhelaba.

—Te imaginas lo hermosa que sería —Amunet frente al espejo, puso sus dos manos en su vientre, frunciendo el ceño por la duda.

Asmodeo se posó detrás de ella, limpiando el cabello de sus hombros y besando su cuello mientras la admiraba detalladamente.

—Te verías hermosa embarazada —mencionó—. No te quitaría las manos de encima y tampoco dejaría que alguien más lo hiciera.

—Que posesivo, señor Asmodeo.

Asmodeo la besó deleitándose.

—Eres la única que me pone así —divagó por debajo de su vestido, jugando con los bordes de él—. Que precioso te queda el rojo.

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⏰ Last updated: Jan 30 ⏰

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