30. Most Dramatic.

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Eres el ser que puede causar la mayor destrucción.

Si, Amunet, eres tú.

Pero toda esa energía la ha absorbido tu hermano.

Ahora, ¿quién es el malo?

AMUNET ROMAN

Me incorporo del suelo, un leve temblor en mi impulso cuando mis fuerzas flaquean, por ende es mi padre quien tiende su mano, pero no se la acepto, hago todo lo posible hasta que me levanto y detallo la escena tétrica que nos rodea. Todo mi vestido se arruinó, ramas se enterraron en la tela y ahora ando sucia, con rasguños y heridas que escurren sangre por sus orificios, haciéndome sostener mi cabeza por todo el impacto que me sobrepasa.

—Ah, esperé esto por años, ¿no es así, padre? ¿aún recuerdas el día donde me maldeciste? —El pelirrojo de Caín suelta una risa seca—. Adoro las reuniones familiares.

Cuando parezco espabilar, me doy cuenta que lo tengo frente a mí, a algunos escasos metros de estancia con su postura firme, algo desconfiada, y su mano hecha un puño.

El parecido de nosotros; me aterra, porque el cabello rojo y un poco rizado es del mismo tono que el mio, el color de su piel es un poco más pálida, y tiene la frialdad en sus ojos, digna de Lucifer, pero la suavidad de sus hoyuelos, o la forma de su sonrisa, es idéntica a la de Hela, dando una imagen de las reparticiones de genética simétricas.

Encuentro sus ojos; observando la anomalía en ellos, atraída, porque el izquierdo es azul, y en su mitad cambia a amarillo, combinandose. El otro, es café con colores azules claros, como si fueran chispas tras la oscuridad. Y sus brazos... con sus manos negras, algo sumamente poderoso que se está extendiendo por su sistema.

Sus brazos... Es musculoso, su contextura parece la de un guerrero y no de una persona de la realeza, lo cual me confunde. Líneas gruesas y negras se extienden por la oscuridad de sus venas, porque si, tiene una pigmentación negra ellas, tal cual como si fuera un veneno matándolo, porque flaquea y sus huesos se tensan.

Oh.

Está desnudo.

Me quedo mirando su abdomen, dándome cuenta que es el lugar donde albergan cicatrices gruesas, que se parecen a las mías.

—Caín —lo llama mi padre, el cual sostiene mis hombros, queriendo echarme hacia atrás—. Hablemos correctamente.

Mi hermano, da solamente tres pasos, haciendo que mi padre retroceda y me deje más cerca de él, que parece evaluarme sin importancia.

—No tengo nada contra ti, Amunet, quiero que tengas eso claro, porque eres de mi sangre y estuve en tu sistema, atrapado, como un veneno encapsulado —aprieta el ceño, mirándome de una manera compresiva—. Soy el resultado de este maldito ser...

Señala a mi padre, que palidece.

—Amunet...

—¿Qué hiciste? —cuestiono, abrazándome a mi misma, ojeando a mi hermano, que se pone a mi lado, tosiendo un poco—. ¿¡Encerraste a alguien de la familia en mi cuerpo!?

Mi voz tiembla en rabia.

—¡No lo entiendes!, ¡no fue mi elección! —mira a Caín con desprecio—. Dile las cosas como son.

Alza las manos, suspirando hondo, como un inocente.

—Esa parte es tuya, que tu me encadenaras fue otra cosa —suelta un bufido seco, clavando mis ojos en los suyos—. Gracias por liberarme, Amunet.

Reino Infernal [+21]Where stories live. Discover now