Capítulo 16°

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Durante el día, no conseguí concentrarme en ninguna de las restantes materias. Mi cabeza solo estuvo sumida en lo que había sucedido con anterioridad entre Taehyung y yo. En mi cabeza, se volvía a repetir el escenario y el diálogo, buscando las palabras correctas que debí haber pronunciado realmente y no las que salieron debido a mi irracional e incomprendido enojo.

Me sentí muy arrepentido, mientras lo observé en su carpeta, de espaldas hacia mí. Solo quise acercarme hasta él y decirle cuánto es que lo sentía y lo muy tonto que me hube comportado, para haberme tratado del mejor estudiante de la escuela, pero resulté incapaz, así que, ni bien se dio el receso, inmediatamente hui a refugiarme entre los libros de la biblioteca. Sentí tanta vergüenza porque Taehyung me viese ser tan lamentable, que como todo cobarde, mi conciencia me pidió ir a esconderme.

¿Y cuándo entonces iba ser valiente y darle la cara, aceptando mi error? No lo supe, pero sí estuve muy seguro, que, al menos en esos momentos, desconocía el cómo coordinar correctamente con aquellos sentimientos encontrados que parecieron querer desbordarse de mí. Lo mejor que pude pensar fue resolver las cosas en cuanto me hallase lo suficientemente calmado y poder actuar de manera razonable.

Una vez en la biblioteca, instado por mi curiosidad y la falta de entendimiento hacia aquellas desafiantes emociones, comencé a buscar algún libro sobre comportamiento o emociones humanas, algo que me diese alguna respuesta razonable a mis repentinos arranques de ira. Esos últimos días, me había estado sintiendo muy confundido, impaciente e irritado sin una razón aparente, y aunque parecía que podía retomar el control de mis emociones, comenzaba a tener la sensación de que estos me dominarian y harían un desastre de mí.

Esa mezcla de emociones fue muy agotadora para mí, definitivamente, fue algo nuevo con lo que no supe lidiar. Yo tratándome de una persona con carácter tranquilo, se me hizo fácil notar esta repentina anomalía en mí de despertar malhumorado y necesitar expresarme con agresividad o poca tolerancia hacia todo, así que, debido a tal razón, solo busqué alejarme de absolutamente cualquier estímulo desafiante para mí.

Mi cabeza no paró de renegar contra mí y contra todas aquellas cosas que pude haber hecho o dicho mal en un momento. Esta parecía actuar con malicia y gustosa de repetir los mismos escenarios pasados una y otra y otra vez, hasta dejarme con la angustia atravesando mi pecho. De pronto, me hallé perdido en la mitad de la clase, con un montón de pensamientos que difícilmente me costaron callar y que comenzaron a afectar mi enfoque académico.

No fue mentira cuando dije que estuve completamente entregado a mis estudios, estos siendo como mi boleto de oro hacia un futuro mejor.

Escondí mi rostro en uno de los libros que tomé, y mientras más me dispuse a enfocarme en la lectura, menos logré hacerlo, entonces me frustré todavía más, y la tarea de tener la mente en calma, se volvió imposible.

Ya basta de tonterías

Me mentalicé, habiendo dado un ligero y silencioso golpe contra el escritorio que solía ocupar.

Tienes que concentrarte, Jungkook. No puedes estar pensando en todos los errores pasados que cometiste. No puedes inquietarte buscando miles de maneras de disculparte con Taehyung todo el maldito día y simplemente no hacerlo. ¡No es normal!

Me vi mortificado, y como si hubiese invocado a Taehyung de alguna forma con ello, este hubo tomado asiento a mi lado, tomándome desprevenido como siempre lo supo hacer.

- Jungkook, tenemos que hablar - sentenció, su voz habiéndose escuchado más profunda y varonil, algo que me hubo dejado sorprendido por unos instantes. ¡Qué masculino!

Todo lo que nunca te dije - KookVΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα